“La tecnología puede ser maravillosa, bajar costos y aumentar la productividad; ¡pero hay un momento en el que necesitamos la voz de un ser humano! Alguien que escuche, pregunte y resuelva”.  (Foto: Freepik)
“La tecnología puede ser maravillosa, bajar costos y aumentar la productividad; ¡pero hay un momento en el que necesitamos la voz de un ser humano! Alguien que escuche, pregunte y resuelva”. (Foto: Freepik)

Para evitar las tiendas y las complicaciones del tráfico y del estacionamiento recurro a la compra online. Total, la pandemia ya me había alejado del entretenimiento de ir a las tiendas para ‘ver qué necesitaba’ y acercado, en cambio, a las compras remotas. Sabía exactamente lo que quería y decidí ir ‘a lo seguro’ en una conocida tienda donde había hecho antes varias compras.

Encontrar el producto me tomó dos minutos y pasé a la etapa de confirmación y pago. La pesadilla (que duraría una hora y media) empezó cuando la tarjeta afiliada a la tienda fue rechazada con el mensaje: “Número invalido, ingrese 16 dígitos”. Ya estaban ingresados, pero el mensaje se repetía cada vez que intentaba hacer el pago.

“Ponga su clave de Internet”, se leía. Ni idea. “Envíe el número de su celular y recupere la clave con mensaje de texto”. Llegó el mensaje con cinco dígitos; los ingresé en el espacio correspondiente de la web. “Equivocado; faltan dígitos. Pida nuevamente la clave”. No me quise rendir: a la web, a buscar otro camino: “Si desea un asesor, comuníquese por WhatsApp; el tiempo de espera es de 18 minutos. ¿Desea continuar?”. ¡Sí! Más tarde, por fin llegó el chat de alguien muy ‘interesado en conocer mi problema’. Lo expliqué. Respuesta: “Su consulta no coincide con nuestras opciones” (una lista de nueve puntos entre los cuales mi problema no estaba). Elegí uno al azar. A partir de allí se desarrolló un diálogo que terminó con la sugerencia de ingresar a un nuevo enlace que me llevó a una web y a un nuevo chat. Escribo: “No puedo pagar con mi tarjeta”. Respuesta: “Su consulta no coincide con nuestras opciones; elija una opción de consulta”. Y, allí estaban, nuevamente, los nueve puntos del menú.

La tecnología puede ser maravillosa, bajar costos y aumentar la productividad; ¡pero hay un momento en el que necesitamos la voz de un ser humano! Alguien que escuche, pregunte y resuelva.

Ya se sabe que la difícil situación de la economía familiar afectará las ventas retail de canales modernos. Si no quieren perder oportunidades de venta, ¡empleen seres humanos! Así, atiendan mejor a sus clientes, generen empleo formal y háganse un favor a ustedes mismos, que no están las cosas como para perder oportunidades de venta.


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