La evidencia novedosa de Goldin sugiere que parte de las diferencias salariales se explican por el efecto de la maternidad, y que muchos trabajos penalizan los salarios a cambio de flexibilidad para el cuidado de los hijos (FOTO: GEC)
La evidencia novedosa de Goldin sugiere que parte de las diferencias salariales se explican por el efecto de la maternidad, y que muchos trabajos penalizan los salarios a cambio de flexibilidad para el cuidado de los hijos (FOTO: GEC)

Noelia Bernal

Las mujeres enfrentamos una serie de desigualdades a lo largo de la vida. Por ejemplo, existen muchos estudios que muestran la desigualdad de ingresos en el mercado laboral. Investigaciones como las de Claudia Goldin, profesora de Economía de la Universidad de Harvard y Premio Nobel en Economía en el año 2023, demuestran que la participación de las mujeres en el mercado de trabajo responde a cambios estructurales en las economías y a la evolución de normas sociales sobre las tareas de las mujeres en el hogar, la familia y sus carreras.

Asimismo, la evidencia novedosa de Goldin sugiere que parte de las diferencias salariales se explican por el efecto de la maternidad, y que muchos trabajos penalizan los salarios a cambio de flexibilidad para el cuidado de los hijos. Así, debido a éstas y otras desigualdades laborales, las mujeres enfrentamos también un mayor riesgo de caer en pobreza en la vejez por no generarnos nuestra autonomía económica para esta etapa de la vida.

En nuestro país, por ejemplo, se sabe que la gran mayoría de adultos mayores no tiene acceso a una pensión ni a los servicios de atención de salud por la vía contributiva. Pero esto es más grave para las mujeres. Al año 2022, solo 20 de cada 100 adultos mayores recibía una pensión, y dentro de estos, solo una minoría eran mujeres (35%).

¿Cómo sobreviven entonces los adultos mayores en la vejez y, en especial, las mujeres? Para responder a esta pregunta, usamos datos de la Encuesta Nacional de Hogares de 2022 y analizamos las diversas fuentes de ingresos que reportan los adultos mayores definidos como aquellas personas mayores de 65 años. Observamos lo siguiente. Las mujeres tienen, en promedio, ingresos totales equivalentes al 63% del de los hombres.

Esto se explica principalmente porque las mujeres ganan aproximadamente la tercera parte de los ingresos laborales de los hombres y el 40% del promedio de pensión jubilación que reciben los hombres. Sin embargo, estas desigualdades en los ingresos laborales y en el acceso a pensiones contributivas, se ven atenuadas parcialmente a través un mayor acceso de las mujeres a transferencias provenientes de otros miembros del hogar o del Estado vía “Pensión 65″.

En este sentido, podemos decir que una política pública a favor de las mujeres que está ayudando a reducir pobreza y desigualdades de sus ingresos en la vejez es el programa “Pensión 65″. Este programa de pensión no contributiva se otorga a los adultos mayores en pobreza extrema y ha venido ampliando su cobertura desde su creación en 2011. Lo que se observa es que ha beneficiado a una gran cantidad de mujeres.

La diferencia entre la participación entre hombres y mujeres es de 10 puntos porcentuales, de manera consistente, en el periodo 2013-2022 (45% hombres versus 55% mujeres, en el año 2022). Esta mayor participación de las mujeres en “Pensión 65″ no debe sorprendernos dado el mayor riesgo de las mujeres de caer en pobreza en la vejez. El programa fue creado para reducir pobreza y probablemente no se previó que la gran mayoría de beneficiarias iban a ser mujeres y, por tanto, el mayor impacto se daría en ellas.

Este ejemplo específico de política pública en pensiones nos debe hacer reflexionar acerca de las dimensiones de género y desigualdad en el desarrollo de políticas públicas en general. Con el inminente crecimiento de la población adulta mayor, sobre todo el de las mujeres (según las Naciones Unidas, a 2050, se proyecta que los adultos mayores sean el triple de lo que existe actualmente), es importante que el diseño de políticas incorpore estas dimensiones de género y de reducción de desigualdades, sobre todo cuando se asignan recursos. Políticas que promuevan o refuercen la participación laboral de las mujeres, con contratos laborales flexibles, sistemas de cuidado infantil, y ampliación y mejora de pensiones no contributivas son algunas medidas que pueden estudiar para contribuir a reducir las desigualdades que enfrentamos las mujeres.

VIDEO RECOMENDADO

Patricia Juarez: "ALBERTO OTÁROLA PODRÍA SER INOCENTE, PERO SU IMAGEN YA GENERA UN DAÑO AL EJECUTIVO"