[Opinión] Mónica Delta: Tormenta Colchado. (Foto: El Comercio)
[Opinión] Mónica Delta: Tormenta Colchado. (Foto: El Comercio)

Obstrucción, uso y abuso del poder es lo que se desprende de los afanes burdos del gobierno, que busca quitarse de encima al coronel Harvey Colchado, pieza fundamental en el equipo especial contra la corrupción que trabaja con la fiscal Marita Barreto. Empezó con la salida abrupta del fugaz ministro del Interior, Mariano González. Inmediatamente después, la defensa legal de Pedro Castillo exigió a Inspectoría de la PNP la salida de Colchado. Previamente se concretan las cuestionadas movidas en el organigrama policial (decisión de quien hoy es investigado, el presidente Pedro Castillo), y hace un par de días, el “affaire” del memo policial que destituía (y a las cinco horas lo reponían por el escándalo) al coronel Harvey Colchado de la jefatura de la División de Búsqueda de la Digimin con la clara intención de dejarlo sin logística y presupuesto para buscar a los prófugos Juan Silva y Fray Vásquez, que llevan más de 100 días escondidos, sin que la justicia los ubique. ¿Protección del más alto nivel?

Lo alucinante es lo que pasó un día después de la publicación del documento firmado por Luis Sánchez Lira (coronel de contrainteligencia). En la edición central de Latina Noticias, el mismo protagonista (coronel Sánchez Lira) aseguró que le “habían falsificado su firma”, “que el memo era real, pero que no se había autorizado la ejecución de dicha orden”. Una vez más, nos toman por tontos e insultan la inteligencia del ciudadano. ¿Cómo puede ser que en la Dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior sea tan fácil tener topos, traidores, que falsifiquen documentos y que el titular del pliego no tenga idea, o que se haya realizado a espaldas del gobierno, que no le quita el ojo a un personaje como Harvey Colchado? El titular del Mininter, Willy Huerta, declara “que se va a investigar”. Finalmente, despiden al jefe de la Digimin, Whitman Ríos, tras ocho días de su nombramiento. ¿? Sin embargo, es evidente que se ensayan, desde la cúpula más alta del poder del gobierno, escenarios de obstrucción al trabajo de la justicia en su tarea de llegar a la verdad sobre la presunción de una organización criminal enquistada en la presidencia del país.

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