[OPINIÓN] Mónica Delta: “Ni terruqueo, ni pelotudeces democráticas”

Nuestro país está dolido. El Perú está dividido en sus entrañas. Muchos peruanos tienen rabia contenida y no canalizada. Estos sentimientos negativos alentados premeditadamente por el desastroso periodo de Castillo es lo que los azuzadores profesionales, con agendas impropias, corruptas, aprovechan para generar más violencia y mayor distancia entre peruanos. El gobierno de transición de Boluarte debe ganar legitimidad individualizando la responsabilidad de las muertes. Dicho esto, es indispensable afirmar que las fuerzas del orden deben cumplir su rol (no convocar marchas de la paz) utilizando toda la capacidad de inteligencia estratégica para mantener y garantizar el orden y el libre tránsito, neutralizando todo intento de violencia y bloqueos, que, además de generar caos y pérdidas económicas, generan pérdidas de vidas.

Es evidente que la agenda de la protesta es ideologizada, inatendible y tiene financiamiento ilegal. Que caiga Boluarte... ¿para qué?, ¿quién gobernaría? ¿Nuevas elecciones? Serán en abril 2024. ¿Que cierren el Congreso de manera inconstitucional?, ¿que haya Asamblea Constituyente poniendo en peligro lo que hasta ahora nos ha protegido económicamente?, ¿reformas? Sí, pero en el capítulo político. Seamos conscientes de las enormes brechas que aún tenemos; tratemos de abordarlas con humildad y con sentido de patria, sin indiferencias, con empatía. Sin embargo, para intentar aproximarse al problema de fondo, no caben ni el “terruqueo” de la derecha achorada ni las “pelotudeces democráticas” que predica la izquierda oportunista y perversa que pone como carne de cañón a “tontos útiles” en la primera fila de la protesta, mientras que los ideólogos los manejan desde el teléfono, desde sus privilegiados hoteles de veraneo. El país merece una salida conjunta, no más odio.