[OPINIÓN] Martín Naranjo: “Liderazgo empresarial, comunicacipon y ciudadanía”.
[OPINIÓN] Martín Naranjo: “Liderazgo empresarial, comunicacipon y ciudadanía”.

El 21 de julio de 1969, a las 2:56 (hora UTC), Neil Armstrong y Edwin “Buzz” Aldrin fueron los primeros humanos en pisar la Luna. Esta hazaña se logró usando las Apollo Guidance Computers (AGC). Las AGC podían realizar aproximadamente 85,000 operaciones por segundo y pesaban más de 30 kg. Un smartphone moderno puede realizar más de 3 billones de operaciones por segundo. Es decir, se necesitarían más de 35 millones de AGC para igualar la capacidad de procesamiento del smartphone que tenemos hoy en nuestras manos.

Las cosas han cambiado mucho. Lo que antes tomaba noches enteras de proceso hoy sucede inmediatamente, en un instante. No obstante, el cambio más dramático no está en la multiplicación de la capacidad de proceso, sino en la interconexión. La capacidad de proceso no solamente se ha multiplicado millones de veces, sino que hoy son exponencialmente más grandes las diferencias por las interacciones posibles.

Estas mayores capacidades de proceso y de interconexión han alterado profundamente nuestras formas de pensar y de comunicarnos. Ya no se trata de unos cuantos medios masivos que nos llegan con mensajes en una sola dirección. Hoy cada uno de nosotros tiene, en potencia, la capacidad de usar las redes sociales para interactuar con públicos amplios y, a la vez, la capacidad de focalizar y establecer diálogos muy cercanos.

Los grandes medios de comunicación están adaptando su estrategia a esta nueva realidad, pero también están siendo, de alguna manera, paulatinamente, desintermediados por unas redes sociales cada vez más determinantes. Al transformarse así la topografía del espacio comunicacional, cambia también el terreno en la guerra de las ideas; cambian los caminos, los obstáculos, las concentraciones y la representación política también puede ser poco a poco desintermediada. Las consecuencias más visibles de este proceso, hasta ahora, tienen que ver con las burbujas de opinión, la polarización resultante, la disfuncionalidad política y la desafección por los partidos.

En este escenario, la ciudadanía espera cada vez más del liderazgo empresarial. La ciudadanía, la juventud en particular, espera que los empresarios y las empresas más representativas respondan mejor a los problemas que enfrentamos como país. Espera un liderazgo empresarial que participe más, que opine más y que resuelva más.

La legitimidad del sector privado está cada vez más ligada a la capacidad de sus líderes de entender, interpretar y expresar con acciones las demandas de representación en los temas de mayor importancia y preocupación para la ciudadanía. Se trata de un ejercicio que no estará libre de tensiones ni de dificultades, en el que habrá que moverse articulando muy bien principios, valores e impacto, y en el que la principal variable de diseño es que el silencio no es, de ninguna manera, una opción.

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