(Foto: GEC Archivo Histórico)
(Foto: GEC Archivo Histórico)

Por Juan Alcazar

Los penosos acontecimientos ocurridos el 28 de agosto en Tacna, cuando a causa de la pandemia se suspendió la Procesión de la Bandera para que después partidarios del gobierno, que ignoran la génesis de tal conmemoración, irrumpieran en la ciudad con un remedo de este sublime acto, con pandillas folclóricas, música vernacular y bailes de pasacalles lejanos del magno ceremonial, motivan, en nombre de mis patriotas antepasados, la siguiente aclaración.

La Procesión de la Bandera en Tacna es como una oración de amor al terruño, a nuestra tierra, a nuestra patria. En tiempos de cautiverio, un cautiverio que duró más de 50 años, los tacneños resistimos y el vecino del sur no pudo redimir nuestros corazones. A pesar de sus imposiciones, Chile no logró convencer –mejor decir, chilenizar– a las mujeres tacneñas ni a sus hijos; la mayoría se habían quedado viudas pues los varones murieron entre el 26 de mayo y el 7 de junio de 1880.

La férrea decisión de nuestras abuelas, de tener al Perú como altar de la patria, mantuvo la peruanidad de Tacna. Los chilenos, viéndose perdedores de Tacna y Arica, no dejaron, por la prepotencia de su expansionismo, que se cumpla el plebiscito en 1925, la fecha pactada en el Tratado de Ancón. La historia está escrita con dolor y sangre, pero también con dignidad y amor por el Perú.

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Tacna no conmemora su fundación española ni de ninguna otra índole. A Tacna la fundó su pueblo en una fecha que se pierde en la noche de los tiempos. Pero Tacna celebra su día el 28 de agosto porque es la fecha que Tacna, oficialmente, retornó al Perú, al seno patrio.

Y es el 28 de agosto el día que los tacneños les rendimos culto a nuestras mujeres, a nuestras damas que inquebrantables resistieron y no cedieron a las dádivas del invasor. Con dolor, pero con mucho valor las mujeres tacneñas se sobrepusieron a los tiempos aciagos de la ocupación.

Por todo ello, la Procesión de la Bandera es considerada en nuestra región una expresión de unción patriótica con base en la dignidad y el valor de las damas tacneñas.

El día de Tacna se celebra con orgullo y solemnidad, es una conmemoración de absoluto recuerdo y pleitesía a la mujer tacneña que nos ha legado a sus hijos el sentido de la patria.

La dignidad del pueblo de Tacna, la memoria de sus heroicas mujeres no puede, pues, ser utilizada como una herramienta política. Al contrario, debe ser preservada y refrendada por la historia.

Lea mañana a: Sandra Belaunde

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