Jamás olvidemos a Aníbal Torres y su “correrán ríos de sangre” o su participación en los “consejos de ministros descentralizados” para atizar el “odio de clases”, señala el columnista.
Jamás olvidemos a Aníbal Torres y su “correrán ríos de sangre” o su participación en los “consejos de ministros descentralizados” para atizar el “odio de clases”, señala el columnista.

La nueva trilogía de la vieja guardia, los señores Aníbal Torres, Duberlí Rodríguez y Héctor Béjar, son en realidad los mensajeros de la muerte. Ellos, con sus voces trémulas, pretenden encender la llama de una “revolución” que no tuvieron ni la valentía ni la decisión de iniciar o continuar en sus años mozos. Sin embargo, en el colmo de la inconsecuencia, propia de la mayoría de hombres de izquierda, los hemos visto “disertar” frente a jóvenes universitarios, mostrando sus mejores atuendos académicos, retazos de la verdad y una estructura moral de espanto, para convencerlos de que una “revolución” es lo que el país necesita. Insensatos.

Han surgido de las sombras irrumpiendo en el escenario político para seguir enfrentando a los peruanos, alentando las marchas esclavizantes y, en algunos casos, mercenarias. Jamás olvidemos a Aníbal Torres y su “correrán ríos de sangre” o su participación en los “consejos de ministros descentralizados” para atizar el “odio de clases” o su intervención en el golpe de Estado de Pedro Castillo. Tampoco dejar de recordar a Duberlí Rodríguez el ex presidente del Poder Judicial que se sacó la careta de juez imparcial para empuñar la hoz y el martillo descaradamente frente a los jóvenes. Ni a Héctor Béjar, el “guerrillero” asesino de la década del 60, quién aún sostiene que “la Marina inició el terrorismo en el Perú”. No los olvidemos.

Lo más patético de sus discursos son las mentiras y el modo como tratan a las comunidades indígenas del país, como si estas aún vivieran como “no contactados”, tratándolas como personas de cuarta categoría. Lo que ocultan intencionalmente, o no saben, es que tanto en el Perú como en otras latitudes, este grupo social ya se ha insertado al mundo occidental, quienes tienen profesionales de primer nivel, abogados, sociólogos, ingenieros, además de representantes en el Congreso de la República y de otros países, en organismos internacionales que desarrollan programas financiados por la cooperación internacional. Si bien es cierto, falta mucho para terminar de reivindicar este sector social, también lo es el hecho que ellos vienen cambiando con el mundo. No mientan, investiguen señores.

Rechazamos de manera enérgica este azuzamiento sin sentido para los verdaderos intereses de la patria, mucho menos si provienen de los caballeros del ayer que pretenden “incendiar” la pradera sin importar el país.

Nuestros jóvenes no deben guiarse por estos eternos inconsecuentes y violentistas de escritorio como son los señores Torres, Rodríguez y Béjar. No permitamos que sus mentiras parchen la visión de futuro de nuestros jóvenes, quienes necesitan de enseñanzas frescas, modernas, sabias, limpias y cristalinas para su desarrollo. El país necesita paz, democracia, libertades y jóvenes limpios de corazón, de espíritu y con visión de futuro. ¡Sí se puede!