Su estrategia (de Irán) no sería “por amor al chancho” sino “a los chicharrones” (el litio y el uranio que hay en nuestros países)e, advierte el columnista. (Foto: GEC)
Su estrategia (de Irán) no sería “por amor al chancho” sino “a los chicharrones” (el litio y el uranio que hay en nuestros países)e, advierte el columnista. (Foto: GEC)

La polarización ideológica y política en Sudamérica se expresa violentamente en su desenfrenada carrera por el poder. En el Perú la izquierda radical y la progresía, se han convertido mutuamente en operadores funcionales para “beneficiarse” de sus “logros”. La estrategia les funcionó en un primer momento, pensando que cerrarían el círculo del socialismo en LATAM, pero fracasaron. Su “alfil” Pedro Castillo terminó encarcelado por el golpe de Estado y los probados actos de corrupción.

En Chile, en 2019, un alza de tarifas del metro de los pasajes de los estudiantes desató la furia en sus protestas, cuya “onda expansiva” provocó violencia generalizada con quema de iglesias y entidades del Estado. En Colombia, la violencia continúa pese a la presencia de un presidente de izquierda radical como Gustavo Petro. Sin embargo, estos hechos violentos no solo han revelado la sincronía programática que apunta hacia el socialismo, sino, un oculto juego geopolítico y de guerra económica con actores de peso como son Rusia, China e Irán.

Irán se ha posicionado en la región, estrechando relaciones con México, Venezuela y Bolivia. En realidad, su estrategia no sería “por amor al chancho” sino “a los chicharrones” (el litio y el uranio que hay en nuestros países). Por otro lado, el preocupante emplazamiento de China en el Pacífico deja poco espacio para elucubrar sobre las verdaderas razones de la millonaria inversión en la región sudamericana (mineras en Perú, entre otros).

Frente a estos hechos, son preguntas válidas: ¿Los chinos están construyendo una “base militar” en esta zona del continente para “descolocar” a su más grande contendor, los Estados Unidos? ¿Los iraníes han visto una oportunidad de expansión juntamente con China para tener el control de LATAM y desequilibrar al bloque occidental, en especial las potencias como EE.UU. y Japón en el mar del Pacífico? El tiempo dirá, pero hay que estar atentos.

Así las cosas, nos preocupa que la dantesca estrategia internacional con inversión económica e infiltración ideológica y política convierta a la región sudamericana en una “sala de juegos de guerra”, en la que el socialismo, comunismo y progresismo, sean solo el “mejor” pretexto para “avanzar” en sus propósitos. En cualquier caso, siempre habrá “daños colaterales”, es decir, se afectarán a ciudadanos inocentes.

Esperamos que la derecha que hoy está despertando en el país y el extranjero, logre una férrea unidad para neutralizar y detener intereses extraños a las verdaderas necesidades de nuestros pueblos. Si no prestamos atención a todos los datos que se desarrollan a vista y paciencia de todos, solo nos queda decir: “guerra avisada, no mata gente”. Sí se puede.