Las dos iniciativas que se vienen impulsando desde el Congreso ya se encuentran en la agenda del Pleno. Ambas implican un serio retroceso para la reforma universitaria liderada por la Sunedu. Uno de los proyectos de ley busca dar una nueva oportunidad a las universidades que no lograron el licenciamiento mientras que el otro proyecto propone un cambio en el proceso de elección del consejo directivo, que recaería en las propias universidades.
Exministros de Educación, representantes de universidades públicas y privadas, se han pronunciado en contra de ambas iniciativas, que, en la práctica, pueden traerse abajo los esfuerzos por mejorar la calidad de la educación superior. Los congresistas tienen la obligación de analizar profundamente las implicancias técnicas de estas normas y deberían tomar en cuenta lo manifestado por las diferentes instituciones que han mostrado su desacuerdo.
El Congreso debe garantizar la continuidad de las políticas públicas. No cabe duda de que aún hay mucho camino por recorrer en aras de mejorar la calidad educativa de nuestras universidades, pero esto debe realizarse construyendo sobre lo ya avanzado y no retrocediendo en el tiempo. Si se sigue este camino, lo único que se conseguirá será afectar a los estudiantes que deberían estar en el centro de toda reforma. Aquí tenemos que velar por los intereses de los estudiantes que deben ser antepuestos a cualquier otro interés.
Es indispensable no retroceder sobre lo avanzado; necesitamos educación de calidad que nos garantice profesionales competentes y que ayude a los jóvenes peruanos a cumplir sus metas. El Congreso tiene la enorme responsabilidad de respetar y fortalecer a la Sunedu y la Ley Universitaria.