"En países como Perú con amplias brechas sociales y fragilidad institucional, es ineludible que las empresas aporten a la construcción del bienestar general, y este se juega en sus estrategias de sostenibilidad, centradas en el núcleo del negocio".
"En países como Perú con amplias brechas sociales y fragilidad institucional, es ineludible que las empresas aporten a la construcción del bienestar general, y este se juega en sus estrategias de sostenibilidad, centradas en el núcleo del negocio".

Por Jorge E. Arrunátegui, Gerente de Sostenibilidad del BCP

América Latina es la región con la mayor crisis de confianza en el mundo. Según el Edelman Trust Barometer de 2023, solo una de cada cuatro personas confía en los líderes gubernamentales, y el optimismo económico sobre el futuro cayó en solo un año de 71% a 54%. Aunque también señala a las empresas como las principales receptoras de en la región (64% confía en ellas y solo 37% en los gobiernos), para el caso peruano, otros estudios muestran porcentajes más modestos de confianza, pero también por encima de otros actores.

Atentos a la evolución de la desconfianza, realizamos un estudio para tratar de entender qué esperaba el país de las corporaciones. Clasificamos los resultados en tres dimensiones que sintetizan esta expectativa social y las llamamos “las 3E”. Primero, lo elemental, que eran las exigencias de la ciudadanía para que el sector privado actúe respetando las normas (ambientales, laborales, etcétera). Segundo, lo que llamamos lo esencial, que son las expectativas de recibir productos o servicios de calidad, y a precios razonables. Tercero, lo empático, que se refiere a la milla extra que las firmas dan por fuera del negocio: donaciones, voluntariado, etcétera. Este marco nos define la ruta de expectativas de la sociedad, por dónde conectar y dónde están los riesgos de ruptura de la confianza.

En países como Perú con amplias brechas sociales y fragilidad institucional, es ineludible que las empresas aporten a la construcción del bienestar general, y este se juega en sus estrategias de sostenibilidad, centradas en el núcleo del negocio. Allí, las firmas están en real capacidad de promover transformaciones profundas en sus entornos, complementando el trabajo del Estado.

El uso eficiente de la energía que lleva a más compañías a gastar menos dinero mientras disminuyen su impacto en el medioambiente, o las iniciativas de educación financiera por parte de las entidades financieras que les ofrecen herramientas a los ciudadanos para aprovechar el sistema financiero, y a la vez les permite dar a conocer su oferta de servicios, son algunos ejemplos del impacto positivo de la sostenibilidad en nuestro país y en los negocios.

Un sector privado que apuesta por la sostenibilidad alimenta la confianza, consolida el compromiso de las empresas con la sociedad y sirve para tener más optimismo ante el futuro. En la reciente Reunión Anual del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, director ejecutivo de la organización, señaló que “la confianza no es solo un sentimiento, la confianza es compromiso para la acción, para creer, para tener esperanza”. El papel de las empresas se juega en la cancha.

Perú21 ePaper, y pruébalo gratis.

VIDEO RECOMENDADO

Carlos Galvez sobre reinfo y minería ilegal