La semana pasada el Banco Mundial conjuntamente con su institución hermana, la Corporación Financiera Internacional, publicaron el “Diagnóstico País del Sector Privado del Perú” que incluye un valioso análisis de los principales problemas del país y un conjunto de recomendaciones para desarrollar los mercados en cuatro sectores, cuyo crecimiento contribuiría a cerrar las brechas entre regiones que también describió: agricultura, turismo, acuicultura y economía digital (con énfasis en los servicios financieros).

En sus primeras secciones, el documento identifica tres restricciones transversales de la economía peruana que limitan su desarrollo: (1) la debilidad en la gobernanza a nivel subnacional, resultante de una descentralización fallida que tiene implicaciones adversas y significativas sobre la inversión tanto pública como privada; (2) las deficiencias en el mercado de tierras caracterizados por poca eficiencia, falta de transparencia y débiles derechos de propiedad limitan la exportación de cultivos en la costa, sierra y selva y; (3) las rigideces del mercado laboral que se traducen en altos costos para todo tipo de empresa, un entorno regulatorio dual que es asfixiante para el sector formal y desprotegido para el sector informal. Son tres serios problemas que tenemos en el país y que conocemos a fondo, pero no los enfrentamos. El informe plantea soluciones a los mismos que el espacio no me permite desarrollar. Sugiero lo lean, particularmente los interesados en políticas públicas.

El informe luego proporciona recomendaciones detalladas en los cuatro sectores que se mencionaron anteriormente, que tienen un alto potencial para atraer inversión extranjera y doméstica y crear más y mejores empleos, además que traen efectos indirectos positivos como facilitar una convergencia regional. Se evaluaron estos sectores para ilustrar cómo acciones políticas pueden contribuir en el corto plazo a un crecimiento más rápido, más inclusivo y climáticamente más inteligente. Existen grandes oportunidades de desarrollo en esas industrias, que podrían complementar nuestro enorme potencial minero. Se identificaron los principales cuellos de botella, las oportunidades que se presentan y se plantearon un conjunto de recomendaciones y medidas para facilitar su desarrollo. Estas recomendaciones apuntan a fomentar la inversión privada en un periodo de tres a cinco años, en áreas y sectores que contribuyen a cerrar las brechas regionales. Aquellos interesados en promover o invertir en agricultura, acuicultura, turismo y economía digital encontrarán mucha información valiosa.

Ojalá este informe no caiga en saco roto como tantos otros que de haberse implementado nos permitiría continuar creciendo y figurando entre las economías más destacadas de la región. Nos sobran los diagnósticos, lo que nos falta son las ganas de implementar las recomendaciones, peor aún, cada vez nos alejamos más del camino de desarrollo.