El crecimiento de América Latina será bastante más bajo cayendo de 4.1% en 2022 a 2.3% en 2023 y 2024.  El Perú crecerá por debajo de la región por tres años consecutivos, sin que veamos luz al final del túnel.
(FOTO: ERNESTO ARIAS /EL COMERCIO)
El crecimiento de América Latina será bastante más bajo cayendo de 4.1% en 2022 a 2.3% en 2023 y 2024. El Perú crecerá por debajo de la región por tres años consecutivos, sin que veamos luz al final del túnel. (FOTO: ERNESTO ARIAS /EL COMERCIO)

En la reciente reunión anual del y del Banco Mundial en Marruecos, el FMI presentó la actualización de su informe “Perspectivas de la Economía Mundial” que proyecta un escenario bastante sombrío del crecimiento de la economía mundial, pronosticando una caída de 3.5% en 2022 a 3.0% en 2023 y 2.9% en 2024, muy por debajo del promedio histórico (2000–2019) de 3.8%.

El informe resalta las perspectivas divergentes de crecimiento en las distintas regiones. La desaceleración será fuerte en las economías avanzadas, que disminuirán su crecimiento de 2.6% en 2022 a 1.5% en 2023 y 1.4% en 2024. En las economías emergentes y en desarrollo, proyecta una disminución moderada de 4.1% en 2022 a 4.0% en 2023 y 2024, gracias al relativamente mejor desempeño de economías asiáticas como China e India.

Sin embargo, el crecimiento de América Latina será bastante más bajo cayendo de 4.1% en 2022 a 2.3% en 2023 y 2024.  El Perú crecerá por debajo de la región por tres años consecutivos, sin que veamos luz al final del túnel.

Pese a las señales de resiliencia en la economía mundial a comienzos de 2023, el FMI prevé que el efecto del endurecimiento de las políticas para reducir la inflación enfríe la actividad económica de ahora en adelante. Estas proyecciones se hicieron antes del recrudecimiento del conflicto en el Medio Oriente, de pronóstico reservado al no ser claro el escalamiento de la guerra a terceros países y su impacto sobre el precio del petróleo, la inflación mundial y las políticas monetaria y fiscal en muchos países.

Existe mucha preocupación por la escalada de los niveles de deuda en varios países avanzados, pero también en muchos países emergentes, varios de estos últimos cerca a la insolvencia. Considera indispensable que se hagan reformas estructurales en muchos de los países para reactivar el crecimiento a mediano plazo y reducir sus desequilibrios fiscales y deuda pública.

Si bien la situación macroeconómica del Perú es bastante sólida, cada vez se hace más frágil como resultado de políticas populistas que incrementan los gastos corrientes y afectan los ingresos fiscales al no promover la inversión privada productiva.  

El Instituto Peruano de Economía hace unos días se sumó a los analistas que pronostican un decrecimiento de nuestra economía este año, indicando que caerá 0.3% comparado al avance de 0.8% que esperaba hace unos meses. El peor resultado económico del país en 25 años, exceptuando la crisis por la pandemia de 2020.

La solución a largo plazo de nuestros problemas requiere reformas estructurales que ni este Gobierno ni el Congreso tienen la intención de implementar, lo que sí sería plausible es un paquete de medidas de reactivación de corto plazo, ojalá anunciadas conjuntamente entre ambos poderes del Estado, que aumenten la confianza empresarial, mejoren las expectativas y promuevan la inversión privada y la generación de empleo. ¿Será mucho pedir?

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Andrés Gómez De La Torre