“Los afiliados deben pensar seriamente si les conviene retirar sus fondos en la coyuntura negativa actual que ha afectado su valorización. La evidencia nos demuestra que se recuperan en el tiempo”.
“Los afiliados deben pensar seriamente si les conviene retirar sus fondos en la coyuntura negativa actual que ha afectado su valorización. La evidencia nos demuestra que se recuperan en el tiempo”.

El reciente sexto retiro de fondos de los afiliados a las AFP, aprobado por el Congreso, está convirtiendo a estas en una especie de cajeros automáticos de la fuerza laboral formal. El profesor Jorge Carrillo, de la Universidad del Pacífico, calculó el impacto de un retiro por el monto tope equivalente a S/18,400 sobre las pensiones futuras al momento de jubilarse asumiendo rendimientos futuros anuales promedio de 10%, similares a la rentabilidad histórica de los fondos. Un afiliado de 30 años dejaría de recibir S/1,605 mensuales de pensión, mientras que uno de 45 perdería S/619 mensuales y el de 55 dejaría de percibir S/239 al mes, todos ellos de por vida. No es poca cosa, además que se ajustan al 2% anual. Como es lógico, mientras más joven el afiliado, mayor será el monto de pensión que dejará de percibir.

Es una lástima la falta de cultura previsional que existe en el país, donde la combinación de la ley que permite que al jubilarnos nos llevemos en efectivo el 95.5% del fondo en vez de comprar una renta vitalicia, aunada a estos retiros frecuentes, está ocasionando que las personas estén acumulando muy poco para la jubilación y gastándoselo en pocos años. Estamos destruyendo nuestro sistema previsional y a nadie parece importarle.

Asimismo, estos nuevos retiros disminuirán aún más la capacidad de las AFP, nuestro principal inversionista doméstico, para proveer financiamiento de largo plazo en el país. Esto ocurre en un muy mal momento debido al encarecimiento del crédito en el mundo por las políticas monetarias más duras, lo que, sumado a nuestra crisis política, está haciendo muy difícil obtener recursos de largo plazo a tasas razonables en el exterior para financiar nuestros emprendimientos o a nuestro gobierno. Nuestro sistema financiero local también está enfrentando cada vez mayores costos de financiamiento que tiene que trasladar a sus clientes.

Lamentablemente, el Ejecutivo, en vez de observar esta ley, se subió al coche populista y ni siquiera intentó proponer ajustes para mitigar su impacto. Un poco de sensatez no nos habría caído mal, particularmente porque una medida de este tipo es innecesaria, ya que favorece principalmente a los trabajadores formales con empleo que no requieren liquidez adicional y afectará a los informales y a los más pobres porque se inyectará más dinero a la economía, alimentando la inflación. Los afiliados deben pensar seriamente si les conviene retirar sus fondos en la coyuntura negativa actual que ha afectado su valorización. La evidencia nos demuestra que se recuperan en el tiempo.

TAGS RELACIONADOS