Foto: EFE/HAITHAM IMAD
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Los salvajes actos terroristas de Hamás el 7 de octubre en Israel son injustificables y ya están trayendo represalias muy fuertes en la Franja de Gaza. Su población asciende a 2.2 millones de personas, en un área de menos de 400 km2, siendo uno de los lugares más densamente poblados en el mundo. Desde 2007, Gaza es gobernada por el grupo terrorista Hamás y ha estado bajo un estricto bloqueo israelí y también de Egipto, lo que contribuye a sus problemas económicos y al alto nivel de pobreza.

La Franja es uno de los lugares en el mundo con los mayores porcentajes de personas menores de 18 años (47.3%) debido a diversas razones. Una de ellas es que las constantes guerras causan muchas muertes, mayoritariamente de adultos. Por otro lado, los servicios de salud son inexistentes o de muy mala calidad, por lo que las personas no viven una larga vida. Asimismo, hay una tendencia a matrimonios en edad joven con una tasa de fertilidad de 3.4%, sumamente alta, que es un mecanismo de protección que tiene la población para preservar su sangre. Por ello, es inevitable, una guerra que se lucha en su territorio traerá un porcentaje muy alto de niños y jóvenes fallecidos. Ya lo estamos viendo.

Los oficiales de salud de Gaza han informado que al 27 de octubre habían fallecido más de 7,700 palestinos en los bombardeos, incluyendo alrededor de 3,400 niños. El inevitable escalamiento de las hostilidades inexorablemente traerá más muertes en Gaza, muchos de ellos niños. La guerra es particularmente dura con ellos, ya que no solo los mata, hiere o los deja sin familia, sino también les ocasiona fuertes traumas emocionales que afecta su desempeño como adultos.

La invasión recién empezó, pero la situación ya es catastrófica por la falta de alimentos, agua, electricidad, gasolina, medicinas, acceso a los hospitales; y por cortes en todas las líneas de suministro tras semanas de intensos bombardeos. Muchas familias han perdido sus viviendas, y se obligó a la mitad de la población a trasladarse al sur de la Franja sin ningún apoyo humanitario. Hay 5,000 partos mensuales, ¿se imaginan dar a luz en esas condiciones? Los pedidos de cese de fuego para facilitar ayuda humanitaria han caído en saco roto.

Como terceros lejanos al conflicto, nos es fácil tomar posición, olvidando que involucra a mucha gente inocente y bien intencionada en ambos lados que solo desea vivir en paz. Es triste que en pleno siglo XXI, a pesar del progreso económico y tecnológico, no tengamos mecanismos viables para evitar conflictos bélicos, que resultan en inútiles derramamientos de sangre, mucho dolor, y más odio entre las partes. La violencia solo engendra más violencia. Lamentablemente, la guerra no discrimina y los justos pagan por pecadores, principalmente los niños. ¿Habrá manera de terminar este conflicto milenario satisfaciendo a ambas partes? Mientras tanto, ¿cómo proteger a los más vulnerables, particularmente niños?