"Existen muchas dudas sobre la utilidad del Grupo de los Veinte en estos tiempos polarizados, ya que cada vez le es más difícil acordar soluciones de fondo a los problemas globales y otros asuntos de interés común".
"Existen muchas dudas sobre la utilidad del Grupo de los Veinte en estos tiempos polarizados, ya que cada vez le es más difícil acordar soluciones de fondo a los problemas globales y otros asuntos de interés común".

El fin de semana pasado se llevó a cabo en Nueva Delhi la cumbre de los países del que incluye a las economías más grandes del mundo que, en conjunto, representan el 85% del PBI global. En las grandes cumbres multilaterales es bastante normal que los comunicados finales que recogen los compromisos adoptados se acuerden a última hora, esta vez no fue la excepción y tuvo sus momentos de drama donde se pensó que podrían no consensuar un texto, como ocurrió en la cumbre de Washington en 2008.

El tema que más dificultó el consenso fue el lenguaje con el que referirse a la guerra en Ucrania, puesto que algunos países como China se negaban a repetir la fórmula empleada el año anterior cuando el texto acordado indicó que “la mayoría de los miembros” condenaba enérgicamente la guerra. Esta vez fueron más débiles urgiendo a “todos los Estados” a evitar “la amenaza o el uso de la fuerza para tomar territorios”, sin condenar específicamente la guerra de Ucrania. No sorprende la posición crítica de dicho país al comunicado indicando que el Grupo de los Veinte no tiene nada de qué enorgullecerse esta vez.

El documento final, conocido como la declaración de Nueva Delhi, aborda una serie de temas sin mucha sustancia, incluyendo: la crisis climática con acuerdos no vinculantes, el impacto de la guerra en la cadena alimenticia y en la seguridad energética; la estabilidad financiera, la inflación y el crecimiento; y los riesgos de los criptoactivos, entre otros.

Un comunicado relativamente blando que muestra el regreso de la política de bloques a la esfera internacional y las disensiones sobre la guerra de Ucrania. Un reflejo de las tensiones geopolíticas y de la creciente rivalidad entre los países del Grupo7 y los BRICS, cada vez más propensos a retar al bloque occidental, y que incluye a países tan diversos que cuesta entender qué los une (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica); al que en 2024 se sumará Argentina.

Al conocido enfrentamiento entre Occidente y Rusia, o el clima de Guerra Fría entre Estados Unidos y China, habría que añadir la disputa territorial que envenena las relaciones entre Pekín y Nueva Delhi, capitales que pugnan a su vez por erigirse en el líder del llamado sur global. No sorprendió la ausencia de Putin en el evento, considerado un paria internacional, ni la de Xi Jinping que optó por no asistir para evitar tener una posición subordinada al del anfitrión indio, el primer ministro Narendra Modi que busca mayor protagonismo en el liderazgo de los llamados países del sur.

Existen muchas dudas sobre la utilidad del Grupo de los Veinte en estos tiempos polarizados, ya que cada vez le es más difícil acordar soluciones de fondo a los problemas globales y otros asuntos de interés común; aunque muchas veces en estas cumbres se logran acuerdos bilaterales poco publicitados muy relevantes. Si los miembros no luchan por su supervivencia, seguirá perdiendo vigencia pudiendo incluso desaparecer.

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