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[OPINIÓN] Felipe Morris: “En busca del gobierno perdido”
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Este es el título de un artículo que mi buen amigo y brillante economista Roberto Abusada publicó hace tres años en El Comercio, días antes del inicio de la pandemia. Tanta falta nos hace ahora. Lo escribió durante el gobierno de Vizcarra, criticando fuertemente el poco progreso que hubo en sus dos años de gobierno en términos de reformas y mejoras en la resolución de los problemas de seguridad ciudadana, salud, educación, infraestructura productiva y reconstrucción del norte. Qué se iba a imaginar Roberto que a Vizcarra lo vacarían, que tendríamos tres presidentes desde entonces y que la situación del país iba a continuar deteriorándose al punto que casi no estamos creciendo y nuestra calificación de riesgo está de caída por la inestabilidad política y del deterioro de nuestra administración pública en sus distintos niveles.
Roberto mencionó que la tarea de la siguiente administración sería monumental y enumeró una serie de reformas indispensables para salir de la penosa situación en la que estábamos, incluyendo: una reforma política que restablezca el senado e introduzca otros cambios electorales, un replanteo de la descentralización respetando su diseño primigenio, el retorno de los proyectos paralizados en las regiones al ámbito del gobierno central, y la eliminación de barreras burocráticas y costos que impiden la formalización. También resaltó la necesidad de evitar medidas populistas, que han sido una constante desde entonces. Igualmente, mencionó la necesidad de revalorizar la inversión privada como la única manera de crecer, permitiendo aumentar la competitividad de nuestro sistema productivo y generando mayores recursos fiscales que posibiliten que el Estado cumpla con brindar servicios públicos adecuados.
Está de más decir que nada de esto se ha hecho y que ahora estamos peor que hace tres años en casi todos estos frentes, a lo que hay que incluir la enorme pérdida de calidad de nuestro sector público como resultado del ingreso de personas sin capacidades a cargos públicos, principalmente durante el nefasto gobierno de Castillo. Lo lamentable de esta situación es que es muy probable que en los dos años que le quedan a este gobierno, ninguna de estas reformas se implemente y más bien podemos esperar de nuestro Congreso más políticas populistas que continuarán desincentivando la inversión privada, afectando la generación de empleos formales de calidad e incrementando la pobreza.
Seguiremos en busca del gobierno perdido mientras nuestras autoridades no reconozcan la necesidad de implementar reformas, lo que requiere voluntad y recambios en el equipo ministerial para fortalecerlo; y un acuerdo político de gobernabilidad sobre la base de un programa mínimo de reformas que aumente la confianza de los inversionistas para atraer el capital requerido para retomar la senda del crecimiento. Soñar no cuesta nada.
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