[OPINIÓN] César Luna Victoria: “La cara oculta de la luna”. (Midjourney/Perú21)
[OPINIÓN] César Luna Victoria: “La cara oculta de la luna”. (Midjourney/Perú21)

Para este lado del mundo, Waterloo significa perder la batalla final. Pero Napoleón no perdió la guerra en Waterloo, sino en la antevíspera. Sabiendo la superioridad del enemigo, Napoleón los ataca por separado. Los ingleses escapan en Quatre Bras y se refugian en Waterloo. Los prusianos escapan en Ligny, camino a unirse a los ingleses. La parte del ejército francés que los venía persiguiendo no llegó a tiempo a Waterloo. El día de la batalla, ingleses y prusianos estaban unidos, mientras que los franceses estaban divididos. Pero quizá la guerra la perdió un año antes, cuando el comandante inglés Wellington descubre que en la planicie de Waterloo había un par de colinas que, en la batalla, impidieron a Napoleón tener visión completa para dirigir a sus tropas. Wellington imaginó la batalla y maniobró para que Napoleón se dirigiera a Waterloo, como quien lo lleva a una trampa. Pero quizá la guerra se empieza a perder en 1808, cuando Napoleón invade España y pierde lo mejor del ejército contra las guerrillas; o en 1812, cuando invade Rusia y pierde lo que quedaba de su mejor ejército contra el invierno inclemente. El 18 de junio de 1815 en Waterloo, Inglaterra y Prusia solo dieron el puntillazo. En la larga duración, los detalles de la batalla final no explican la derrota; se pierde mucho antes, por causas más profundas.

Este año, la CADE analizó esta derrota: hemos dejado de crecer y sin crecimiento nada es posible: ni salud, ni educación, ni bienestar; solo más pobreza. No crecemos porque no hay inversión y no hay inversión porque no hay confianza. El lema de la conferencia lo resume mejor: Volver a creer para volver a crecer. En los últimos 25 años, aunque se redujo pobreza a menos de la mitad, la prosperidad no alcanzó a todos. La culpa se la echamos a la corrupción del gobierno; al fracaso de la regionalización; a la incapacidad para la inversión pública; y, más recientemente, a la economía criminal que subsidia la violencia de las protestas. La CADE fue en Urubamba y las protestas a inicio de año habían alejado el turismo, miles de puestos de trabajo cerrados y millones de dólares perdidos. La pregunta parecía obvia: ¿los cusqueños han entendido que se dispararon a los pies plegándose a la violencia que paralizó la región? Minutos antes, Werner Salcedo, gobernador del Cusco, había advertido que salieron a protestar porque llevan 25 años de compromisos incumplidos. Les puedo mostrar centenares de actas de acuerdos incumplidos. Por eso la población no confía en el Ejecutivo ni en el Legislativo; se ve impotente porque sus necesidades no se solucionan. Concluyó rogando: “Pido que en la paz seamos escuchados”. En esos mismos momentos, aun en paz, las comunidades de Ccapacmarca en Chumbivilcas retomaban protestas por incumplimientos en el corredor minero; y los frentes de lucha de Huanta denunciaban concesiones mineras que afectaban las lagunas de Razohuilca, cabeceras de cuenca de proyectos agrarios, en una nueva versión de Conga no va. En resumen, no hemos aprendido a escuchar las protestas y, cuando estallan, nos quedamos en los detalles de la violencia, no llegamos a sus causas.

Al empezar el siglo, apostamos por una economía liberal para el crecimiento y funcionó. Pero también apostamos por una república para que llevara la prosperidad a todos y no funcionó. Ahora, el 80% de los peruanos cree que el Estado solo sirve a los empresarios y no cree en la democracia. Ante un Estado que no funciona y ante el desastre de los partidos políticos, el diálogo entre empresa y sociedad tendrá que ser directo. No basta crecer; hay que corregir lo que no funcionó, hacer ajustes para que esta vez sí podamos cumplir la promesa de llevar bienestar a todos. Empezar a creer en esa promesa democrática. En palabras inaugurales de Juan Fernando Correa: “Si alguien vino a hacer turismo o a tomarse un trago, lo invito a que regrese a la comodidad de su oficina (…) los reto para unirnos para convencer cada vez a más peruanos que, a nosotros los empresarios, todos ellos sí nos interesan”.

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