"Más que creer en el Estado o en el resto, debemos creer más en nosotros mismos. De acuerdo con el banco central, las expectativas a tres meses se encuentran en terreno negativo o pesimista".
"Más que creer en el Estado o en el resto, debemos creer más en nosotros mismos. De acuerdo con el banco central, las expectativas a tres meses se encuentran en terreno negativo o pesimista".

La economía peruana atraviesa por una recesión. La producción viene cayendo (la última cifra muestra una caída de 0.63% entre enero y septiembre comparada con igual periodo del año previo), lo que lleva a una muy limitada creación de empleo y aumento de la pobreza. La pregunta es ¿cómo salir de la recesión? A continuación, comparto algunas ideas.

Primero, toda economía tiene cuatro motores: el consumo privado, el gasto público, la inversión privada y las exportaciones. Cualquiera de ellos significa desembolsos o, en términos más simples, gasto de alguien que incentiva la producción de otro; por ejemplo, si se compran más botellas con agua, entonces se producirán más botellas con agua. Más producción significa tanto más empleo como mayor recaudación tributaria.

Segundo, el consumo privado representa 65% de la demanda interna; la inversión privada, 20%; y el gasto público, 15%. El consumo privado está compuesto por los desembolsos que todos hacemos para satisfacer una necesidad personal o familiar. Van desde un caramelo hasta un automóvil. Ahí está la clave.

Tercero, si queremos que el consumo privado aumente, es decir, que los ciudadanos gasten más, requerimos antes que tengan más dinero para hacerlo; pero, para tener más dinero, necesitan mejores empleos. ¿Y quién provee esos empleos? Quien los contrata, que son a quienes llamamos empresarios, emprendedores, inversionistas o sustantivos similares.

Cuarto, esto significa que, si no aumenta la inversión, no hay manera de que crezca el empleo, pues este no se crea por decreto. La inversión puede ser pública, que representa el 20% de la inversión total y privada, que responde por el 80% restante.

Quinto, la anterior secuencia muestra que la llave para volver al crecimiento es el aumento de la inversión, tanto privada como pública. La segunda está en manos del gobierno; la primera depende de las expectativas; ¿por qué? Porque usted o yo solo invertimos si esperamos vender lo que vamos a producir. Tenemos que creer que eso es posible.

Sexto, veamos algunos datos. En 2023 se espera que la inversión caiga 6.3%. Por eso no habrá crecimiento. Además, si retrocedemos un poco, la inversión privada cae hace cuatro trimestres seguidos. Y sin que la inversión aumente, no habrá aumento en el consumo ni crecimiento. Además, estamos ad portas de El Niño Global, que generará lluvias en el norte y sequías en el sur, lo que probablemente eleve los precios de los alimentos. La proyección de crecimiento de la inversión privada para 2024 es apenas un poco más de 1%, insuficiente para voltear el partido, aunque ese número puede ser mayor, dado que depende de nosotros.

Séptimo, los gobiernos pasan. Nosotros seguimos. A veces leo que muchos ciudadanos dicen que el gobierno debería hacer esto o aquellos. Estoy de acuerdo. Sin embargo, si todos pensamos que todo irá mal, entonces se convertirá en una profecía autocumplida. Nadie invertirá ni consumirá y seguiremos esperando que el Estado haga algo. Pienso que ese no es el camino. Hay que actuar a pesar del Estado, pues es nuestro propio futuro personal y familiar el que está en juego.

Más que creer en el Estado o en el resto, debemos creer más en nosotros mismos. De acuerdo con el banco central, las expectativas a tres meses se encuentran en terreno negativo o pesimista.

Nada de esto quita que el funcionamiento del Estado debe mejorar. Reglas claras y servicios básicos de calidad para los más vulnerables deberían ser los primeros objetivos. El lastre es la corrupción. Eliminarla es un imperativo moral. Solo así daremos los primeros pasos para el progreso.

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