El Congreso fracasó en su intento de elegir a los nuevos integrantes del Tribunal Constitucional, señala el columnista. (Composición: El Comercio)
El Congreso fracasó en su intento de elegir a los nuevos integrantes del Tribunal Constitucional, señala el columnista. (Composición: El Comercio)

El deterioro de la situación política de nuestro país no cesa. Los resultados electorales han traído como consecuencia una mayor polarización. Lo ocurrido esta semana con el fracasado intento del Congreso de elegir a los reemplazantes de los miembros del Tribunal Constitucional es una muestra de eso.

En el caso de que sea proclamado el profesor Pedro Castillo, la situación se vuelve mucho más volátil. La posibilidad que pueda armar un gobierno moderado le va a ser muy difícil. Su bancada y la de su aliado, que son los que van a impedir cualquier intento de vacancia, no se lo van a permitir y se va a ver obligado a formar un gabinete de gente ideológicamente afín a esas agrupaciones.

Por otro lado, es muy difícil que políticos y técnicos de centro vayan a aceptar integrar su eventual gobierno si es que, al menos, los jefes de la PCM y del MEF no sean gente que comparta sus puntos de vista.

En este escenario, es cada vez más improbable que Julio Velarde, presidente del BCR, acepte mantenerse en su puesto si tuviera a un ministro de Economía que no comparte su visión y que va a presionar a su institución para financiar la caja fiscal, que algunos creen es el perfil de Pedro Francke.

Será un gobierno surgido de elecciones cuestionadas y con un partido con sólidas acusaciones de haberse financiado con dineros provenientes de actos de corrupción en Junín y que parecen alcanzar al jefe de Perú Libre Vladimir Cerrón, a la vicepresidenta Dina Boluarte y no sabemos a quiénes más. Regímenes con menos acusaciones no alcanzaron a culminar su periodo.

La situación seguirá volátil y la salida no será ni rápida ni sencilla y pone a prueba a toda la clase política del país.