La designación como premier de Guido Bellido, investigado por apología del terrorismo, celoso defensor de la dictadura más longeva del continente y denostador de minorías, ratifica que Castillo ha decidido recalar en la ladera maximalista de Cerrón. Esto no debería sorprender pues, a lo largo de la campaña, Castillo y sus correligionarios lo anunciaron con aspavientos, frente a la mirada oblicua de un sector que optó por dulcificar al profesor.
El gobierno de Castillo, bajo la batuta de Bellido, tratará de materializar los planes anunciados en el mensaje a la nación de forjar un Estado autoritario y controlista en lo social, político y económico. A estas alturas, sus intenciones estatizadoras y de evocaciones bolivarianas son cristalinas; soslayarlo sería irresponsable.
La vía para fraguar sus planes pasa por convocar a una Constituyente que redacte una Constitución que cambie el modelo económico y abra camino para la creación de un Estado todopoderoso y acaso para la reelección (como Cerrón, sin atenuantes, ha afirmado). La Constitución actual los tiene atados de manos para “refundar la patria”, como denominan a sus planes apelando a juegos semánticos.
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Si bien Castillo ha anunciado que su gobierno presentará un proyecto ante el Congreso, en el que es minoría, para modificar el artículo 206 de la Constitución para que se pueda convocar a la Constituyente; luego hizo una afirmación contradictoria: “Es cierto que la Constitución no contempla una Asamblea (…) ¿Eso quiere decir que el pueblo debe seguir siendo su prisionero? La respuesta es no”. ¿Qué pasará si el Congreso, como es previsible, descarta su proyecto? ¿Acaso piensan echar mano de la negación de confianza para disolverlo? Ya Cerrón lo anunció en una entrevista que fue viral; para él “la tercera vía” es que se haga cuestión de confianza frente al Congreso y “ya saben lo que pasa cuando cae constitucionalmente un segundo gabinete”.
Frente a la afrenta a la institucionalidad democrática en ciernes urge que en el Congreso se constituya una oposición democrática pero tenaz que les ponga coto a estas pretensiones autoritarias.