(Foto: archivo PCM)
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- El presidente Castillo se despercudió del destructivo Bellido y cambió al gabinete a sabiendas de que el cerronismo más recalcitrante bramaría y trataría de petardear su gobierno. Inmediatamente después lo veríamos posando presuntuoso junto al recién ratificado Julio Velarde, el enemigo de su otrora socio Cerrón; y su premier descartaría la convocatoria a una Constituyente porque, claro, la prioridad del gobierno es la pandemia, la educación y la economía.

Todo indicaba que, en un aparente afán de supervivencia, el presidente buscaba tomar la senda del pragmatismo, apostar por la gobernabilidad y generar confianza en los agentes económicos. Nació la esperanza de que este gobierno se encauce y nos saque del entrampamiento y la anarquía en la que estamos sumidos desde la toma de mando. Sin embargo, Castillo insiste en tomar decisiones que torpedean cualquier intento por generar confianza: retiene a Barranzuela y Gallardo a pesar de los serios cuestionamientos que los persiguen, suma al cuestionado y polémico Belmont a su equipo de asesores, y designa al operador del cerronismo como embajador del Perú en Venezuela.

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Por más intentos de cambio en el equipo ministerial, Castillo es una persona tan errática y zigzagueante que él mismo conspira contra la estabilidad del país y de su propio gobierno. Así, difícilmente generará la confianza que Francke auspiciosamente augura en sus entrevistas en medios. Se proyecta que la inversión privada, el motor del crecimiento, caerá 7% (Credicorp Capital) y 14% (Macroconsult) el próximo año y difícilmente eso cambiará si el presidente persiste en el error.

- Las manifestaciones violentas en contra del expresidente Sagasti son inaceptables y no son más que una muestra de la radicalización de los extremos, en este caso de la ultraderecha. La violencia que La Resistencia (una agrupación extremista que estuvo ligada a un sector del fujimorismo congresal del 2016-2020 y que hoy es más cercana a Renovación Popular) pregona no es novedad y la Fiscalía debe tomar cartas en el asunto.

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