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[OPINIÓN] Andrés Romaña: “La ‘falsa calma’ y la República de Weimar”
[OPINIÓN] Andrés Romaña: “La “falsa calma” y la República de Weimar
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La historia tal vez no se repite, pero sirve para poder comparar situaciones similares y así analizar las posibles consecuencias de un hecho.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, Alemania quedó completamente humillada. Perdió gran parte de su territorio y hasta fue excluida de la Sociedad de Naciones. Esto generó en su población resentimiento frente a las potencias occidentales e incluso vieron como traidores a los demócratas alemanes que conformaron la República de Weimar. Al cabo de poco más de diez años, Alemania se rearmó y el demente de Adolf Hitler fue apoyado por millones de alemanes. Sin ese sentimiento de humillación, Hitler jamás habría llegado al poder.
La lección es que nunca se debe dejar como única salida la humillación.
En el Perú, tanto el Gobierno como el Congreso, no comprenden que esta “falsa calma” que se vive no es más que el preludio a un enfrentamiento mayor. Las protestas no se acabaron porque el Ejecutivo y los congresistas convencieron a los manifestantes, sino porque las pérdidas económicas y el cansancio imposibilitaron continuar. Aunque ellos lo sientan así, esto no es una victoria para la clase política.
El país se quedó sin adelanto de elecciones y ni siquiera hubo renovación de gabinete. Es decir, se dejó como única salida para los “derrotados” (70% que pide adelanto de elecciones, según Ipsos) la humillación de ver bloqueado el adelanto y las reformas políticas.
Los políticos no se dan cuenta de que la frustración de la población se puede desfogar en las calles o en las urnas. Y mientras más tiempo pase, el descontento con el sistema (mal entendido) aumentará hasta hacer inevitable lo que se buscaba evitar: una asamblea constituyente que produzca una constitución draconiana y sumamente estatista. Aún hay tiempo.
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