Fenómeno El Niño. (Foto: Andina)
Fenómeno El Niño. (Foto: Andina)

Ya párenle ¿no? Las autoridades de los poderes del Estado y de los organismos autónomos, varios con rango constitucional, así como líderes políticos, están enfrascados en una lucha sin cuartel por hacer prevalecer sus fueros, sin reparar que en ese propósito pueden estar incurriendo en el ejercicio abusivo del cargo.

Al ciudadano de a pie, el que se gana sus frijoles para subsistir por falta de empleo, huérfano de la tutela del Estado, ese que siente con mayor crueldad el golpe de la recesión, al que por más que el ministro de Economía, Alex Contreras, le quiera convencer de que es “temporal” y “mitigable” la crisis económica, no le cree nada. Cómo hacerlo si negó lo delicado de nuestra economía a lo largo de 2023. A este ciudadano lo tienen a salto de mata cada vez que en las ligas mayores, en las altas esferas del poder, se enfrentan, se pechan, se muestran los dientes, nombrando o destituyendo autoridades sin mayor expresión de causa que la fuerza de los votos.

La democracia distribuyó el poder para evitar concentraciones de uno u otro lado, para prevenir que ninguna institución esté por encima de otra. Lamentablemente, cada vez que salta un conflicto, un desencuentro, lo que se ha tornado habitual, se enfría la economía a causa de la inestabilidad política.

Cuentan también las formas, las posturas de los protagonistas de dichos desencuentros al que le llaman “control político”, que en muchos casos efectivamente lo es, no obstante, hay que recordar una y otra vez, hasta que quede grabado en el subconsciente de nuestras autoridades, que no existen poderes absolutos en el Perú y que aquello es propio de las dictaduras y monarquías. Nuestro país es una república. Los gestos, las intervenciones, deben darse con altura y sin soberbias, con la prudencia que da la enorme responsabilidad de estar representando a la nación, no a ellos.

Otro tanto es que detrás de estas autoridades se alinean jurisconsultos, politólogos, sociólogos, exmagistrados, periodistas, comunicadores sociales y hasta los llamados “influencers”, tomando bando y sumándose, lo quieran o no, al mal endémico que nos aqueja a los peruanos y que ha devenido en crónico: la polarización, yendo directo a la yugular a quien ose disentir con ellos.

Entre tanto, la anemia infantil arrecia, la pobreza está próxima a alcanzar el 30% de los peruanos y El Niño ahí, que ya causa estragos con fuerte sequía en la sierra y anuncia lluvias en la costa del país, según se estima desde diciembre. De seguir así las cosas, pronto “implosionaremos”, estallaremos desde adentro como país, y no por factores externos. El desborde popular y la anarquía no se ven tan lejanas. Lloraremos lágrimas de sangre.

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