[Opinión] Aldo Mariátegui: Y a Boris le faltó el Reniec…
“En política no hay cadáveres”, reza un viejo adagio. En Perú tenemos los ejemplos de Prado, Belaunde y García, que salieron de sus primeros mandatos con una gran impopularidad para regresar a Palacio años después. Y en el exterior el republicano Nixon es un ejemplo clásico: perdió ajustadamente con Kennedy la presidencia en 1960 (aunque hubo un presunto fraude electoral en Texas e Illinois. Una pena, porque Fidel Castro no habría durado mucho con Nixon, que era muchísimo más implacable, decidido y astuto que JFK) para al poco tiempo fracasar después (1962) en su intento de conquistar la gobernación de California. Todos le daban por muerto y, sin embargo, Dicky Tricky (“Ricardito el Tramposo”) ganó años más tarde dos veces la presidencia estadounidense (1968 y 1972). Lamentablemente, este brillante estadista no pudo controlar sus paranoias y sus mañas, acabando su carrera ignominiosamente con el escándalo Watergate.