¿Ustedes pueden creer que pueda existir un país tan idiota que haga todo lo posible para dificultar la producción de la materia prima que prácticamente le da de comer y le mantiene estable el valor del dólar? Ese país de idiotas sí existe, se llama Perú y esa materia prima es el cobre, que le aporta el 33% de sus exportaciones. Todo ese gran crecimiento del PBI que tuvimos sostenidamente entre Toledo y PPK fue básicamente por un precio espectacular del cobre. ¡Con razón el coeficiente intelectual promedio es de 81 puntos! Es como que un país petrolero o gasífero trate de impedir que se exploren y exploten nuevos pozos (bueno, Venezuela y Bolivia son dos ejemplos respectivos de eso…). Acabo de leer que la República Democrática del Congo —nación africana que fue colonia belga y se llamó Zaire por muchos años. Su capital es Kinshasa. No confundir con su vecino Congo, excolonia francesa, con su capital Brazzaville— está rumbo a superar al Perú como el segundo productor mundial de cobre, ranking que lidera holgadamente Chile (tiene el doble de producción respecto a sus escoltas). Claro, si aquí la maldita izquierda de Arana, Rocío SS, Mirtha Vásquez y otros ignorantes malvados de esos ha impedido el desarrollo de megaproyectos cupríferos como Conga y Tía María, las comunidades no dejan de bloquear Las Bambas para extorsionarlas por dinero y el gobierno regional de Arequipa está obstaculizando el proyecto Zafranal. Además, tenemos durmiendo megaproyectos como Galeno, Cañariaco, La Granja y Michiquillay y el tiempo promedio para conseguir permisos para exploración en Perú es el doble que en Australia y Chile y cuatro veces que en EE.UU. El mundo consume hoy anualmente unos 25 millones de toneladas de este metal rojo y se estima que la demanda, por el cambio a la “economía verde”, superará los 40 millones de toneladas en 2030. Es decir, el Perú es un mendigo sentado en un banco de cobre, parafraseando el aserto que Raimondi nunca dijo.