-Con esto de las revueltas, ahora casi todos los opinólogos, los intelectuales y los coleguitas no dejan de mencionar la desigualdad, el abandono de Puno, etcétera… pero casi ninguno de ellos se opuso a que se malgasten absurdamente US$1,200 millones en los Juegos Panamericanos o cerca de US$6 mil millones en la refinería de Talara. Allí nomás tenemos unos US$7,200 millones que podrían haberse gastado en mejorar sustantivamente los servicios públicos provincianos o en atacar la raíz del problema de la pobreza rural: la dispersión poblacional, esa lacra de la que tan poco se habla. Poco vas a hacer contra la miseria rural si la gente sigue viviendo desperdigada en centenares de remotas localidades de menos de 500 habitantes, en tierras a menudo inhóspitas. Eso y la anemia (que embrutece irremediablemente al infante) son los dos enemigos prioritarios, antes que hacer jueguitos o cafeteras carísimas.
-La mayoría de estos países latinoamericanos tienen lo que se merecen. Aquí elegimos a un inepto y corrupto como Castillo (¡y hoy en día hay gente movilizada en la calle por este!, ¡salir a jugártela por Castillo, pero qué poca cosa puedes ser!), en Colombia a un guerrillero marxista como Petro, en Brasil a un delincuente de las constructoras como Lula, en Chile a un radical activista universitario que no había hecho nada más en su vida como Boric, en Argentina a uno más de la mafia peronista, en Nicaragua a la inefable pareja Ortega, en Venezuela a Chávez y después a Maduro… Ecuador parecía ser una excepción. Muy ajustadamente habían elegido a Lasso para salir de la pesadilla demagógica de Correa, un autoritario abusivo que hasta había vendido su país a los chinos. Pues Correa barrió este domingo y ya regresará pronto al poder.
PD: Al defenestrado Carlos Cornejo le faltó mencionar ayer en su nuevo hogar de La República que ese medio NO tiene columnistas que no sean rojos, fujicaviares o caviares, salvo Miguel Palomino. Como buen caviar, nunca mide con la misma vara y pontifica.