"Pero, sin dudas, el impacto más grande fue con la llegada de Bard, nuestra nueva herramienta experimental conversacional que se basa en inteligencia artificial generativa y que ya está disponible en más de 40 idiomas". (Photo by Lionel BONAVENTURE / AFP)
"Pero, sin dudas, el impacto más grande fue con la llegada de Bard, nuestra nueva herramienta experimental conversacional que se basa en inteligencia artificial generativa y que ya está disponible en más de 40 idiomas". (Photo by Lionel BONAVENTURE / AFP)

Por Adriana Noreña, Vicepresidenta de Google para Hispanoamérica

La evolución de la, que desde hace más de siete años Google viene desarrollando en múltiples productos, diferentes plataformas y aplicaciones está tomando una velocidad vertiginosa. En los casi 18 años que llevo trabajando en Google, he tenido muchas veces la misma sensación de asombro cuando la tecnología impacta nuestras vidas al permitirnos, de un día para otro, hacer cosas que, antes de concretarse, parecían simplemente imposibles. Me ocurrió cuando presentamos Google Maps, cuando lanzamos el Traductor o cuando el mundo pudo empezar a buscar a través de imágenes con Google Lens. Pero, sin dudas, el impacto más grande fue con la llegada de Bard, nuestra nueva herramienta experimental conversacional que se basa en inteligencia artificial generativa y que ya está disponible en más de 40 idiomas.

Muchos de los productos de Google que alguna vez se lanzaron en “beta” y que hoy ya están totalmente integrados a nuestras vidas cotidianas han basado su éxito en la utilización e iteración. Con el tiempo, se fueron perfeccionando gradualmente hasta llegar a hacer más fácil las vidas de millones de personas.

Bard no es la excepción y, a pesar de que ya está siendo utilizado por miles de personas en todo el mundo, sigue siendo una herramienta experimental, más perfectible que perfecta.

Creado a partir de años de investigación y desarrollo, y de tecnologías propias de Google que están en la base de muchas de las soluciones de IA que hoy conocemos, Bard es un aliado único a la hora de satisfacer nuestra curiosidad, impulsar nuestra creatividad y desarrollar nuestra productividad.

La posibilidad de utilizar Bard en nuestro propio idioma, el español, y de pedirle cosas tan dispares como redactar un correo electrónico, aprender a hacer cosas nuevas o ayudarnos a preparar una presentación, representa un salto sin precedentes y es, para Google, un nuevo paso adelante en nuestro objetivo de poner la inteligencia artificial al servicio de todas las personas del mundo.

Sin embargo, estoy convencida de que no podremos alcanzar ese objetivo solos. Debemos trabajar juntos, y es por eso que dejo abierta la invitación para que usemos Bard en español, que nuestra comunidad hispanohablante lo ponga a prueba.

Juntos, podemos hacer de la inteligencia artificial una herramienta útil para potenciar nuestro entendimiento del mundo, impulsar nuestra creatividad y ayudar a empresas y organizaciones de toda América Latina a crecer y transformarse digitalmente.

VIDEO RECOMENDADO

Patricia Roman abogada de Lucía Velarde