Extrema desigualdad: ¿Hasta cuándo?

1. La muerte de ocho periodistas (1983) en Uchuraccay conmocionó a todo el país. Para la mayoría era un nombre desconocido y raro. La prensa tuvo que sacar mapas y gráficos para ubicar el lugar. Para muchos, las imágenes por la TV del hábitat y pobreza de los campesinos en la puna de la provincia de Huanta combinó la sorpresa con la vergüenza. Los rostros quemados por el frío mostraban un mundo de otra época narrada en los libros de historia. Después, los nombres de Accomarca, Lucanamarca, Cayara, etc., empezaron a ser alejados lugares conocidos como consecuencia de la muerte de campesinos en la guerra contra la subversión terrorista de los años 80. Se hizo visible la extrema desigualdad.

2. La muerte de nueve lugareños, al comer una cena contaminada por pesticidas químicos, en el distrito de San José de Usha en el sur de Ayacucho, se hizo conocida por la prensa. Otras 32 personas fueron internadas en la posta del distrito de Pausa y otras en Arequipa y la capital. Según el INEI (2012), la población del distrito ascendía a 181 personas. Bastaba que se aplicara inmediatamente una inyección de atropina para que nadie muriera. Pero en la elemental posta solo hay un sanitario.

3. El crecimiento de la economía consiguió reducir la pobreza monetaria, pero creció la desigualdad. Aunque lo primero se basa en un mercado libre, eliminando trabas y “rigideces sociales”, pese a que se le llamaba “economía social de mercado”. Y era el Estado quien debía encargarse de la lucha por la integración, contra la pobreza y desigualdad. Y el régimen político de democracia representativa y de la administración de justicia para todos por igual. La corrupción ha mostrado que mucho de esto valía solo en el papel. Hay indignación.

4. Todos por el cambio, sin medias tintas.