Semana (nada) Santa Política

Martín Vizcarra sobre reconstrucción en Piura: “Hay que hacer las cosas rápido, pero bien”. (Presidencia)

La Semana Santa nos presenta personajes e imágenes que tienen paralelismos con los hechos políticos vividos en estos meses.

La conmemoración de la Semana Santa empieza el Domingo de Ramos, cuando se recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Algo similar les ocurre a los gobernantes, al inicio de su mandato son aclamados por multitudes, las mismas que luego pueden decretar su castigo. Los gobernantes deberían saber que esta aclamación inicial no es otra cosa que el preámbulo de un viacrucis personal.

Un personaje importante es Judas, que por monedas de plata traiciona a Jesús. En la política peruana no hay Cristos, pero sí muchos Judas. Están aquellos que traicionan al pueblo por monedas de oro o de poder, como los que obtienen “dinero fresquito” de obras públicas o los que ofrecen obras a cambio de sobrevivencia política, porque “así es la nuez”.

Las últimas semanas han sido, sin duda, un sufrimiento político como de Viernes Santo, marcado por la crucifixión de un gobierno que, por obra de otros y por pecados propios, nos hizo cargar una pesada cruz rumbo al calvario de la incertidumbre.

El Domingo de Resurrección es la fecha gloriosa en que los cristianos renuevan su fe en Cristo resucitado. De manera similar, la política nos lleva desde la oscuridad hasta una renovada fe laica. El nuevo gobernante es el símbolo de esta resurrección de la esperanza política.

Sin embargo, el presidente Vizcarra tiene que saber que la Semana Santa se celebra cada año. La política quizá reclame un nuevo Cristo rumbo al Gólgota el próximo año. Mucho dependerá de los pecados políticos propios y de esas multitudes que ahora lo aclaman y luego le pueden dar la espalda.

Tags Relacionados:

Más en Arturo Maldonado

Autoestima política

Candidatos en la mira criminal

Paradoja electoral en Lima 2018

Polarización a la peruana

Madres mundialistas

La épica y la política

Siguiente artículo