Un Niño débil

Muros. Su uso como defensa ribereña ahorraría entre 25% y 30% de recursos del Estado. (USI)

La santa sede del estudio global de El Niño: el Centro de Predicción Climática de la NOAA en Washington, se pasó meses advirtiendo la llegada de El Niño (oceánico). Esto es, la temperatura del mar en el centro del océano Pacífico por encima de un umbral que, débilmente, se alcanzó. No obstante, El Niño (oceánico) no se declaró porque elementos de la circulación del aire, requeridos para su declaratoria, no están presentes.

En el caso de El Niño (costero) también se ha alcanzado débilmente el umbral; pero no está sucediendo su principal impacto: el calentamiento de las aguas costeras de Piura, que son las que dan origen inclusive al nombre del fenómeno.

Por el contrario, y contra lo que sucede en un Niño (oceánico y costero), las lluvias están siendo más intensas donde menos se esperaban: la sierra sur.
Un Niño débil como este parece ser un espectro de impactos difícilmente encasillable. Al llegar a la mitad del verano, aún no esperamos inminentes lluvias en el norte y sí continuo calor costero.

Con la llegada de la segunda quincena de febrero, y con marzo en particular, los mayores impactos en el centro y norte deben hacerse sentir. Siempre en el marco de lo que es un evento débil.

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