Según el ENFEN, el llamado Niño costero es el calentamiento del mar frente a la costa norte del Perú por tres trimestres consecutivos y yuxtapuestos. Esto es, por ejemplo, los trimestres noviembre-enero, diciembre-febrero y enero-marzo de un año cualquiera.
Mes a mes, desde el trimestre octubre-diciembre cruzamos el umbral del Niño costero.
Este evento, en febrero, produjo lluvias en el norte que nos preocuparon a todos. Se pensó que marzo sería aún más diluvial, pero, como tantas otras veces, los vientos, tan difíciles de entender, enfriaron el mar litoral al extremo que llovió menos que en febrero.
La temperatura del mar para el trimestre enero-marzo ya no está en el rango de El Niño costero. El episodio terminó.
Así como no vimos venir el evento costero de 2017, tampoco hemos podido anticipar el prematuro fin de este evento.
Una de las razones para ello es la ausencia de boyas frente a la costa norte de Perú que permitan un patrullaje de la temperatura del mar sobre y bajo la superficie.
Ojalá que eso se pueda retomar con perfiladores ARGO, que no son otras cosas que boyas antirrobos (las previas fueron vandalizadas por pescadores) y así mejorar nuestra capacidad predictiva. Tarea de Perú y Ecuador juntos.