notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

La entrega de Martín Belaunde a las autoridades bolivianas dejó interrogantes. ¿Por qué este personaje, que hasta el domingo decía que era un perseguido político, se puso a derecho? ¿Entró en razón? ¿Tuvo un súbito arrepentimiento? En las últimas semanas, las estrategias gubernamentales se han agudizado en acciones de defensa, ataque, inteligencia y contrainteligencia, mirando al adversario como un objetivo militar. Ollanta Humala –en medio de las acusaciones de reglaje hasta de su propia vicepresidenta– ha acentuado, junto a su predilecto ministro del Interior, la ofensiva.

Su machacón mensaje suena como un chip rayado. Responsabiliza permanentemente de las desgracias del país a los gobiernos anteriores. Habla de su vida en el Ejército, critica al Estado (que, irónicamente, él representa) y se refiere insistentemente a "las bondades de los programas sociales". Respecto al Fonavi dice "lo pago yo, porque otros no lo quisieron hacer"; sobre la 'ley Pulpín', "nadie pensó en los jóvenes antes"; sobre el reglaje y seguimiento a la oposición y a los propios que se alejaron de la línea de pensamiento del 'comandante', "este gobierno no tiene esa política y los otros sí la tuvieron".

Y ha seguido con una cantaleta en la que pocos confían. "Nosotros somos honestos. Todos los demás son corruptos, ladrones". Parece no querer darse cuenta de que las bombas que su gobierno ha colocado comienzan a estallar y quiere trasladar la responsabilidad al que tuvo el poder hace cuatro, diez o veinte años. ¿Absurdo, no?

Humala todavía tiene tiempo de actuar como un gobernante. Tiene tiempo de enderezar y fortalecer nuestra precaria democracia, cada vez más imperfecta. De manera elegante, un estudio de la BBC sostiene que nuestro país tiene una cultura política poco desarrollada y debilidades en la gobernabilidad. Estamos por debajo de Chile, Brasil, Panamá, Argentina, México y Colombia. Mirar las botas y el uniforme con nostalgia en lugar de actuar como demócrata es muy mala idea. ¡Cuidado!