Foreign Policy, en un reporte, formuló la siguiente pregunta a 12 líderes y pensadores globales: “¿Cómo se verá el mundo después de la pandemia del coronavirus?”.

En un contexto de consecuencias devastadoras de gran alcance, que solo podemos comenzar a imaginar, respondieron un exmilitar, líderes de consejos de investigación y de instituciones de estrategia, profesores universitarios y de escuelas de gobierno, exfuncionarios de Estado, una escritora científica y escritores de actualidad. En una síntesis de predicciones, lo relevante sería:

Un mundo menos abierto, próspero y libre, en el que se reforzarán el Estado y el nacionalismo. Una aceleración en el cambio de poder e influencia, de EE.UU. y Occidente a China y Asia. Un aura de la “marca” occidental aún más empañada, con EE.UU. y otros países reprobando la prueba de liderazgo contra la crisis sanitaria del mundo. Un fin de la globalización tal como la conocemos y un “parece poco probable” que el mundo vuelva a ella, como mutuamente beneficiosa. Una globalización más centrada en China y más alejada de EE.UU. Una China con su siglo de humillación y aislamiento (1842-1949) presente para abrirse cada vez más al mundo y, a contrapelo, un EE.UU. con pérdida de fe en la globalización y el comercio internacional. Y, finalmente, cadenas y redes de suministros mundiales atacados económica y políticamente, con empresas decididamente tímidas con el modelo “justo a tiempo” y la producción dispersa a nivel mundial.

Que el mundo no vuelva a “La fatal arrogancia” (Hayek) y no ingrese a una especie de argentinización global. Los efectos nocivos de la pandemia han de sucumbir a la revolución industrial, innovación y transformación digital del orbe.

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