Misterio a la orden, reseña de la serie ‘1899′

Hace poco se estrenó en Netflix 1899, una nueva serie alemana de misterio, que viene de la mano de los mismos creadores de Dark, una producción que resultó bastante exitosa en la plataforma de streaming. Está protagonizada por Emily Beecham y Andreas Pietschmann.

1899 narra los tétricos eventos que transcurren a bordo del Kerberus, un barco a vapor con una gran cantidad de pasajeros europeos que ha zarpado desde Londres con destino a América. Cada pasajero carga consigo un oscuro secreto. Pero los misterios clave empezarán a desarrollarse cuando la embarcación se encuentre con el lúgubre Prometheus, un barco que llevaba cuatro meses desaparecido. Una vez que las dos naves coincidan, varios eventos irreales y tenebrosos empezarán a surgir y los pasajeros se verán obligados a confrontar sus mayores miedos.

1899 es una historia que, ante todo, sabe lo que es: una serie de misterio encaminada a desenredar situaciones. Cada pista, cada escena, cada nota tétrica está puesta ahí para provocar la reacción de la audiencia, para sumergirnos en este mundo perturbador, en el que cada pregunta parece que acarrea varias respuestas.

La hermosa cinematografía y diseño ayuda a reforzar la imagen de pesadilla que desea transmitir la producción.

El único dilema, y que realmente daña el avance de 1899, es que al parecer nunca se llega a concretar una coalición entre el ritmo de la serie y el desarrollo de los personajes. Mantiene una trama lenta, lo que ayuda a que se mantenga como un fuerte elemento de thriller, pero con tantos personajes principales muchas veces la trama parece pausarse y quedar en segundo plano.

Por otro lado, el trauma de cada personaje es explorado generando bastante intriga, pero al haber tantos y siendo enfocados en todos los episodios, en lugar de avanzar se llega a generar una sensación de repetición. El ritmo lento y la falta de desarrollo llegan a convertir a 1899 en soporífera durante distintos momentos.

La serie alemana es ambiciosa, pero hubiese alcanzado una perfección con un mayor trabajo de edición.

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