"Soy un músico que aún quiere cambiar el mundo"

Ganador de 14 premios Grammy, dos Oscar y un Emmy, y productor de bandas fundamentales como Café Tacuba, Caifanes, Maldita Vecindad, Los Prisioneros y más, Gustavo Santaolalla llega a Lima para presentarse mañana, a las 7 p.m., en el Centro de Convenciones de Barranco (República de Panamá 220), por primera vez con Bajofondo, la banda donde transita, entre otros senderos, por los sonidos rioplatenses. Cuando le preguntamos sobre su influencia en la música latina nos dice: "Me siento orgulloso de lo hecho, pero sin los artistas no hubiera logrado nada. Sí, tuve una visión, pero eso antes que inflar mi ego me compromete más con mi trabajo". Un grande.

La palabra fusión, en muchos terrenos, está manoseada, pero usted aún la reivindica y la usa para describir la música que hace Bajofondo…Las palabras son convenciones que sirven, pero no siempre son felices. Nosotros, por ejemplo, tenemos que cargar con el mote de que hacemos "tango electrónico", pero nuestra música no tiene nada que ver con eso: no es ni tango ni música electrónica; es música que tiene un montón de influencias: el tango, la milonga, el candombe, la murga; es decir, los ritmos rioplatenses, pero nuestro común denominador, sobre todo en vivo, es el rock; aunque luego está el soul, la música clásica, la electrónica, el hip hop.

Son oceánicos…Nuestra música es muy difícil de describir, pero la gente necesita un ancla, y por eso usamos la palabra "fusión", pues resume la mezcla de cosas que hacemos: yo no me hago problemas con esa expresión. Lo que en verdad importa es que nuestro trabajo es una mezcla que refleja muchas cosas: el lugar de donde venimos, nuestra identidad y la música que hemos escuchado y nos ha influenciado desde que somos niños. Lo que pretendemos es que cuando alguien nos escuche diga: "Ah, eso es música de Bajofondo". "¿Y cómo es la música de Bajofondo?". "Pues como la música de Bajofondo?". Dime, ¿cómo es la música de los Beatles o de Café Tacuba? Pues como la música de los Beatles o de Café Tacuba (risas).

Dígame, ¿cómo escribe Borges?Pues como Borges (risas). Pero, repito, la gente necesita anclas, etiquetas, de lo contrario no sabe cómo hablar de las cosas.

La identidad sí es un elemento importante de su música desde Arco Iris, su banda de los 60. Y esto adquiere continuidad con las bandas que produce, a quienes parece decirles: "Busquen sus raíces; luego, exprésense"…Siempre he sido muy selectivo al elegir a los artistas con los que deseaba trabajar. Siempre escogí músicos con visión; nunca me gustó trabajar con gente que estuviese en el limbo, a quien yo tendría que decirles las cosas. Por eso, busqué bandas con identidad, bandas con quien yo llegase a reafirmar más que a crear. Y, claro, yo no podría hacer cosas que no tengan identidad: es importante encontrar nuestra propia voz, y esta voz debe tener referencias sobre quiénes somos, de dónde venimos, etcétera. Nunca me ha interesado copiar, hacer lo que otros ya habían hecho. Tanto en música como en la letra se debe reflejar que somos mexicanos, colombianos, argentinos, latinoamericanos, hispanos; aquello que nos da un lugar en el mundo.

Me dijo que sobre el escenario se siente un rockero. Pero, ¿acaso el rock no es un formato en decadencia?Cierto rock está en decadencia. Pero esta máxima se podría aplicar a otros estilos musicales: la música clásica también está en decadencia. Lo importante acá son los cultores y lo que se quiera rescatar de la música. Del rock rescato su actitud y su visceralidad. En sus genes tiene implícito ser un vehículo para expresar una visión del mundo radical y de amplio registro, donde conviven lo sexual y lo intelectual, lo tribal y lo contemporáneo, la política y el idealismo.

Y usted sigue siendo idealista…Yo soy un músico de los 60, de la generación de Woodstock, de aquellos que querían cambiar el mundo… y sigo en la brega. Para nosotros, el rock se convirtió en nuestro folclor: allí expresábamos nuestra insatisfacción con el orden establecido, con la represión y censura imperantes en la sociedad. La energía que hay en unos muchachos que se ponen a ensayar en un garaje con dos guitarras y una batería artesanal aún no se ha perdido ni se perderá: ya no soy un adolescente, pero mantengo mis convicciones y mis pasiones. Por eso, aún me siento un rockero, pero, ojo, no del rock comercial, que es el que está en decadencia. Bajofondo es mi manera de seguir siendo visceral y, repito, es una gran plataforma para ejercer mi música y mi espíritu rockero.

Acabo de ver a Robert Plant y a Smashing Pumkins: Plant está vigente, Smashing ha envejecido, incluso en su discurso, uno que se opone a la electrónica…Es que discursos así, por absolutistas, se desgastan pronto, terminan siendo talibanes. Y chocan más en el mundo del arte, donde las visiones son peculiares y las generalizaciones suenan arbitrarias. Dime, ¿cómo decirle a un pintor que no use el rojo o el negro?, ¿por qué limitarlo? Lo mismo pasa en la música, ¿por qué no usar la electrónica, por qué no beneficiarse de la tecnología? Más que el recurso, lo importante es qué se hace con él.

¿Cómo debemos leer su opción por la música instrumental?La canción ocupa un espacio importante de nuestro repertorio, pero nuestra vertiente instrumental nos permite conectar con mucha gente alrededor del mundo. Además, es una decisión estética y así también conectamos con nuestra identidad y seguimos la tradición rioplatense, que tiene mucha música instrumental. Pero no descartemos nada, nosotros le huimos a las zonas de confort: hoy somos rioplatenses, pero queremos ser sudamericanos.

¿Es un latino en EE.UU.?Primero, soy un argentino; luego, un sudamericano y, finalmente, un ciudadano del mundo. Al final, todo tiene una connotación política. Por eso, trato que todo lo que haga exprese mi búsqueda por un mundo mejor, más equitativo, más inclusivo; con mejor educación y salud, con una mejor distribución de la riqueza, etc.

AUTOFICHA

¦ "Soy productor de un documental sobre el Qhapaq Ñan, el camino Inca que recorrió los Andes. Nos hemos centrado en el que cruza Argentina y Bolivia. Evo es la cabeza de la lucha por los pueblos originarios".

¦ "Estoy muy conectado con la pachamama, con la tierra y con el planeta. Primero soy un argentino; luego, un sudamericano y, finalmente, un ciudadano del mundo".

¦ "Eduardo Galeano fue un referente increíble para mí. Es uno de los grandes pensadores latinoamericanos. Lo extrañaremos pero, como grande que fue, dejó una obra sólida que nos hará recordarlo siempre".