(Foto: Netflix)
(Foto: Netflix)

Indiferentemente de lo que esté pasando en tu vida en estos momentos, un empujoncito de motivación siempre es bueno para alentarte a seguir adelante. Ya sea para algo personal, laboral o hasta romántico, hay películas que nos llenan de coraje y nos terminan de dar esa fuerza para continuar con eso que queremos lograr. La saga de Rocky es un excelente ejemplo de este tipo de película.

Esta saga tiene una historia y una metahistoria que pueden servir de inspiración, porque no solo cuentan la narración del personaje sino también la del actor. Sylvester Stallone era un don nadie de Hollywood en el año 1975. Había participado en un puñado de películas, siempre como un italiano estereotipado y no parecía que la suerte estaba a su favor. Pero tenía el sueño de lograr el éxito y la fama, y Estados Unidos es (o era) la tierra donde cualquiera puede hacer sus sueños realidad.

Escribió el guion de Rocky pensando específicamente en él, pero no lograba venderlo. Nadie le tenía fe. Tenía 100 dólares en su cuenta y estaba tratando de vender a su perro porque no podía darle de comer. Siguió insistiendo hasta que lo consiguió: vendió el guion con la condición de ser él mismo el protagonista. Además, no tuvo que vender a su perro y hasta le dio un papel en el film.

La película estuvo nominada a 10 premios Oscar y se llevó tres, incluidos Mejor película y Mejor director. Stallone se convirtió en una de las pocas personas en ser nominada por actuar y escribir en la misma película. Este sería el inicio de su carrera y el inicio de Rocky como una franquicia que ya lleva ocho películas. Todas las puedes encontrar en Netflix. Como suele suceder, no todas son excelentes, pero ayudan a enriquecer la historia.

La vida del personaje de ficción no es tan distinta a la del actor. Rocky es un boxeador que ya casi ha pasado sus mejores años y que nunca ha logrado brillar. De pronto le llega la oportunidad de pelear con el campeón de peso pesado y les demuestra a él y al mundo de lo que está hecho. Es una perfecta analogía para lo que vivía el actor en ese momento.

Me encanta ver películas de boxeo, no solo porque me gusta el deporte sino porque todas cuentan historias de superación, de persistencia, de lucha contra adversidades para finalmente lograr el éxito. Si estás buscando motivación, confía en Rocky. “The Eye Of The Tiger” no se te va a ir de la cabeza en un tiempo.


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