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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Carolina Trivelli,Sumas y restasEconomista

El Perú es uno de los pocos lugares, sino el único, donde se mide de manera mensual el PBI (en la mayoría de países se mide trimestralmente). El Instituto de Estadística e Informática (INEI), que depende de la PCM, es el encargado de esta tarea con las unidades de estadística de los sectores productivos. El INEI mide, además, con instrumentos propios un conjunto de otros indicadores, la pobreza, la desnutrición, el empleo, la población, etc. Para cada asunto que debe seguir y medir tiene que generar una metodología, un instrumental y una periodicidad. Para medir la población, cada 10 años se hace un censo; para medir la pobreza, hace una encuesta de hogares cada año (en Chile cada dos años, en otros países cada cuatro, etc.), y así.

Para medir la producción de manera mensual, el Perú hace un sacrificio. Medimos seguido el PBI, pero sin mucha precisión. Por ejemplo, la producción agropecuaria se mide a partir de una suerte de censo de siembras y cosechas hecho –un poco al ojo– por funcionarios locales (¡todos los meses!). Esta información no es precisa y es un insumo clave para el PBI agropecuario y, por ende, el PBI. Y así con otros sectores.

Como me dijo un colega, preferimos tener mucha información, muy frecuentemente recogida, sin importarnos si es una buena información. Una cómoda manera de hacernos tontos a nosotros mismos: tenemos mucha información, pero que no refleja la realidad y, por ende, que no nos lleva a tomar las mejores decisiones.

Debemos volver a poner sobre la mesa el debate sobre qué información, y de qué calidad, necesitamos para tomar decisiones. En algunos casos somos un país adelantado, como en la medición de la pobreza, acompañados además de una comisión independiente de expertos que aseguran calidad, pero en otros aspectos claves para generar alertas tempranas de problemas o para guiar prioridades andamos confiados en información de mala calidad, que poco representa lo que pasa en el país, pero eso sí, que se produce con mucha frecuencia.

Hay que apoyar al INEI, hay mucho talento ahí y ganas de hacer cada vez su trabajo. El INEI requiere soporte y espacio para hacer un buen trabajo. ¿Por qué no ponemos esa discusión en agenda? ¿Por qué no aprovechamos lo avanzado en medición de pobreza para avanzar en mejorar la medición del PBI y otros indicadores? ¿Por qué no hacemos que el INEI sea una de las instituciones más confiables, pertinentes y relevantes para la toma de decisiones? ¿Por qué el INEI no tiene un directorio –como estipula la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo–, idealmente de independientes, que asegure calidad en los datos que usamos para tomar decisiones? Las condiciones están dadas, ¡aprovechemos la oportunidad!

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