Más atención al Perú

A regañadientes, el presidente Vizcarra se reunió en Palacio de Gobierno con el titular del Congreso.

Con poca disposición y con notorio disgusto, hubo que sentarse a conversar.

Accedió al diálogo, quizá porque algún sondeo de opinión así le aconsejó.

El presidente, que dice seguir la voz del pueblo en sintonía diaria y directa, sabe que el populorum peruano es más volátil que Jerusalén en Domingo de Ramos, y que un error táctico le podría llevar a la mismísima cruz.

Al peruano, que le encanta la crítica, también le gusta el diálogo, y la ambigüedad.

Lo vemos en política, derecha e izquierda no pueden admitir ser radicales, ambos bandos se esfuerzan por ocupar el centro y los tibios siempre tienen más chance que los apasionados.

También la ambigüedad la vemos en economía, gusta mucho ser empresario y propietario, pero tiemblan con la idea de ver Sedapal privatizada. Al pueblo le encanta la informalidad, pero alienta la rigidez laboral.

Mientras que para el presidente Vizcarra el tiempo del diálogo del gobierno y del Congreso expiró, para el presidente del Legislativo recién comenzó y al pueblo parece que le gustó.

De un sondeo a otro, cayó 14 puntos la aprobación al adelanto de elecciones. En un mes, millones de peruanos cambiaron de opinión.

Afinidades y antipatías de lado, es innegable que después de mucho tiempo, pudimos escuchar a un presidente del Congreso educado, estructurado, ponderado y proclive a escuchar.

Quizá el pueblo termine de cambiar de opinión y quiera ver el cumplimiento del mandato constitucional y junto con las reformas políticas, más atención al orden, a la seguridad ciudadana, a la economía y a la producción. ¡Más atención al Perú!