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Mamá precavida vale por mil
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Roberto Lerner,Espacio de crianzahttp://blogs.educared.org/espaciodecrianza/
Mamá, ¿qué es el invierno? La estación de resfríos. Puedes morirte de una neumonía o resbalarte en la vereda y quedarte paralítica si te golpeas la cabeza.
¿Y el verano? Ah, los peligros son diferentes. Insolación, por ejemplo. Te puedes ahogar en la playa o, con el calor húmedo de Lima, te puede picar un zancudo y anda a saber qué epidemia se ha metido en el país. El otro día leí sobre el ébola.
Felizmente soy precavida. No en vano estoy al día en todo. Sé qué hacer y qué no. Gracias a eso sobreviviste tu primer año. Porque es un comienzo terrible: en esos primeros 365 días de vida el riesgo de muerte es el mismo que si recorres 40,000 kilómetros en una moto. ¿Te imaginas?
Gracias a que te trato como el tesoro que eres para mí, ya no vas a volver a correr ese peligro hasta que tengas cincuenta y tantos. Pero, entonces, yo estaré muerta y tú sabrás que la vieja tenía razón. Uno no puede bajar la guardia ni confiar en el mundo y, menos, en los demás. Si contestas el teléfono y no reconoces la voz, ni se te ocurra decir nada, cuelga. El otro día se metieron a una casa y violaron a una mamá frente a sus hijas.
Dicen que vivir es peligroso y mejor hacemos lo que nos provoca sin tanta precaución. ¡Tonterías!
Si no viviera preocupada por ti, quizá no estaríamos hablando, ya te habría enterrado y mi vida no habría tenido sentido, ¡Dios libre! Además, ¿con qué cara habría enfrentado el mundo? No habría podido sostener las miradas acusadoras: de tu padre, de tus abuelos, de tus amigas y de las madres y padres de tus amigas. ¿Acaso no me habrían preguntado o pensado "y dónde estaba la mamá"?
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