Luis Davelouis: Guzmán, el topo

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Siempre se tejen historias de lo más variopintas alrededor de las personas que están o postulan a posiciones de cierta notoriedad. Algunas son ciertas, la mayoría es basura. Por ejemplo, decir que PPK es la balsa salvavidas de Humala, o que los Humala no han matriculado a sus hijas en el colegio porque están por irse a París (como Alan García, pero sin correr por el techo).

Hay elucubraciones de todo tipo. Más ahora que el JEE ha decidido mantener en carrera a Guzmán porque reconoció que un individuo se constituye miembro de un partido desde que firma el padrón y no desde que ese padrón se registra en el JNE. Con suficiente imaginación, todo puede ser verosímil, así que es mejor pensar.

Ollanta Humala y Nadine Heredia son, quizás, la pareja más sola de este país. Las agendas y hoy el presunto soborno que habrían recibido de Odebrecht en 2011 han llevado su ostracismo a nivel legendario. Saquen la cuenta: con Ollanta no se junta ni su papá. Cualquiera que se junte con ellos va a cargar con sus muertos, como Keiko carga los de su papá y los de su tío Vladi (pero lo hace encantada).

Entonces, ¿qué pueden ofrecer Ollanta y Nadine a un candidato que ha forjado su camino solo hasta el 20%? Ni poder, ni contactos, ni logística, ni plata, ni aliados, ni amigos, ni votos en el Congreso. Nada. ¿Quién querría quemarse con ellos?

Hasta hace un mes, Ollanta era cosito y Nadine su esposa incontinente que no puede quedarse callada ni cuando le conviene a ella misma (Cosas) y, de pronto, él es Otto von Bismarck y ella Golda Meir. Esa capacidad de hilar fino, de elucubrar, de diseñar una estrategia sofisticada está fuera de sus posibilidades. Botaron a Guzmán hace tres años… ¿para tenerlo de topo hoy? Échense agua.

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