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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

En su columna de ayer, mi vecino reprodujo los comentarios de un extranjero radicado aquí sobre una discusión en el NSE A y B a favor de PPK y en contra de Keiko. En síntesis, les decía malagradecidos porque, si no fuera porque Fujimori derrotó a Sendero, todos esos "pudientes criollos estarían degollados" o "limpiando wáteres en Miami"; "la izquierda […] hubiera arrasado electoralmente […] sin esa barrera en las clases populares que es el fujimorismo", y que "el keikismo es una oportunidad" de tener un partido nacional de derecha sólido porque, si PPK gana "con su invertebrado partido" y la riega, "vendrá el diluvio".

Discrepo: si Cambio 90 perdía, entraba el Fredemo con la política económica que plagió Fujimori y que tanto le alaban pese a que ganó diciendo que no la implementaría. El GEIN, que asestó el golpe mortal a Sendero al capturar a Abimael Guzmán, funcionaba, como está demostrado, desde antes y al margen de Fujimori y Montesinos, y quizás Guzmán habría caído antes de la tragedia de Tarata si no hubiera sido por los siameses del mal. Menos mal que Fuji estaba pescando cuando cayó.

Como Vargas Llosa no tiene hermanos, no habría tenido que cerrar el Congreso cuando este los empezara a investigar por robarse las donaciones para los niños pobres. La economía habría crecido más y la pobreza retrocedido mucho más sin Ministerio de la Presidencia (la "caja chica" de Fujimori) y, sin instituciones destruidas y desacreditadas (BM, BID), la izquierda de Arana y Goyo sería una curiosidad rebuscada, como el Festival de Ancón. Finalmente, el keikismo no es más partido que el de su padre ni el de PPK: de 73 congresistas electos, solo 11 tienen carnet y, de esos 11, seis lo sacaron entre el 2014 y el 2015.

Felizmente que ese señor no da clases de realpolitik.