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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Hay un grave malentendido: el presidente del Congreso no es el dueño del Poder Legislativo como el presidente del gobierno no es el dueño del Estado. Este orden de las cosas que vivimos entre 1992 y 2000 no es el estado constitucional ni jurídico de las cosas. El presidente del Congreso es un árbitro, un articulador y un mediador que, aunque quisiera, no podría hacer mucho contra los números adversos.

Fuerza Popular tiene el legítimo derecho de presidir el Congreso y los números para aprobar o desaprobar lo que considere pertinente, así no lo presida. Por eso, es falaz afirmar que si Peruanos por el Kambio (PPK) lo presidiera, se estaría en situación similar a que Keiko hubiera ganado las elecciones y alcanzado 73 escaños. FP debe esforzarse al máximo para cumplir sus promesas desde el Legislativo y PPK desde el Ejecutivo. La democracia tiene serias limitaciones y defectos, pero es lo mejor que tenemos de todas las alternativas conocidas. ¿Son preferibles las malas decisiones del pueblo que una buena gestión autocrática? ¿Y qué pasa cuando el autócrata reviste sus decisiones de legitimidad popular a lo Fujimori o a lo Chávez, y sus decisiones también son malas? ¿No sabemos o no queremos saber? ¿Es la voz del pueblo la voz de Dios? Si partimos de la premisa de que Dios es absoluto y perfecto, ¿la voz de qué dios es el pueblo?

¿Que tengamos 73 congresistas de FP es el equiparable a que Gran Bretaña haya votado por abandonar la Unión Europea o que Donald Trump sea el candidato republicano a ocupar la presidencia del país más poderoso del mundo?

Hay quienes aseguran que estas reflexiones provienen de lógicas elitistas. No lo creo. Nunca, en toda la historia de la humanidad, hubo tanta información al alcance de tanta gente.

Pero la gente sigue escogiendo a Laura Bozzo reciclada. Seguimos.