“Lo que quiero vs. lo que puedo”

“Ofrecer opciones de financiamiento, descuentos y programas de lealtad puede ayudar a equilibrar lo que los interesados desean con lo que pueden paga”.
"Las pretensiones de los compradores exceden la mera satisfacción de necesidades básicas".

Para los ejecutivos de , ventas y publicidad, el contraste entre las aspiraciones de los consumidores y sus capacidades de adquisición es un aspecto crítico. Este conflicto expone no solo restricciones financieras, sino también influencias sociales y emocionales que dirigen nuestras decisiones de compra. Entender este dilema es esencial para crear estrategias que no solo atraigan, sino que también satisfagan y retengan a los clientes.

Las pretensiones de los compradores exceden la mera satisfacción de necesidades básicas. Según la teoría de la autodeterminación, las personas buscan productos y servicios que les proporcionen autonomía, competencia y conexión social. Esto se traduce en la búsqueda de bienes que reflejen su identidad y estatus. Por ejemplo, un automóvil de lujo puede simbolizar éxito y prestigio más allá de su funcionalidad.

El marketing y la publicidad juegan un papel crucial en magnificar estos deseos. Las campañas suelen apelar a emociones y anhelos, creando una imagen idealizada del producto. Este fenómeno, conocido como “consumo aspiracional”, incita a los consumidores a anhelar productos que a menudo están fuera de su alcance económico.

Sin embargo, las limitaciones económicas son una constante. La teoría de la restricción presupuestaria muestra que las decisiones de compra se basan en el ingreso disponible y las prioridades financieras. Aquí surge la disyuntiva: el usuario desea ciertos productos o experiencias, pero su capacidad económica le impide obtenerlos.

Este choque entre aspiración y realidad puede generar insatisfacción y estrés. La disonancia cognitiva, un concepto clave en psicología social, describe cómo los individuos experimentan incomodidad cuando sus acciones no se alinean con sus deseos o creencias. En el consumo, esto ocurre cuando alguien adquiere algo menos deseado debido a restricciones económicas, lo que puede llevar a arrepentimiento o frustración.

Para enfrentar este dilema, las personas adoptan varias estrategias. Una es el diferimiento del deseo, posponiendo la adquisición hasta tener los recursos necesarios. Otra es la racionalización, donde se convencen de que la opción más asequible también tiene ventajas. Además, la gratificación instantánea puede llevar a optar por alternativas más baratas y accesibles, proporcionando satisfacción inmediata, aunque no completa.

Las empresas también desempeñan un rol en esta disyuntiva. Ofrecer opciones de financiamiento, descuentos y programas de lealtad puede ayudar a equilibrar lo que los interesados desean con lo que pueden pagar. Además, comprender las restricciones y anhelos del consumidor permite diseñar productos que se ajusten mejor a las realidades económicas del mercado. Así, se pueden forjar relaciones duraderas y satisfactorias, beneficiando tanto a los consumidores como a las empresas.

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