Líderes en suspensión perfecta

“Resulta sorprendente la desaparición de no pocos “presidenciables” que hasta las semanas previas a la crisis del COVID-19 se mostraban muy activos en su carrera a Palacio”.
Palacio de Gobierno, en el centro de Lima. (GEC)

Resulta sorprendente la desaparición de no pocos “presidenciables” que hasta las semanas previas a la crisis del COVID-19 se mostraban muy activos en su carrera a Palacio, fustigando al oficialismo o a la oposición, lanzando soluciones rápidas a problemas endémicos de la patria y pugnando por robar cámara hasta en los velorios.

Sin embargo, la pandemia parece haber barrido de la escena nacional a estas presuntas figuras políticas, cuando, por el contrario, la emergencia debería ser motivo de una participación más activa en la vida del país, que demanda la concurrencia de todos los esfuerzos y liderazgos posibles para que la población logre salir airosa del trance. Así, la mayoría de estos potenciales candidatos no dice ni propone nada, como si estuvieran escondidos, parapetados tras los muros de sus domicilios y de sus mascarillas de papel, esperando reaparecer solo cuando las elecciones comiencen a verse un poco más de cerca: como si ayudar a superar esta crisis no tuviera que ver con la política (o al menos la política que ellos predican)

No se les ve para nada encabezando, por ejemplo, iniciativas de apoyo sanitario en barrios o zonas críticas, acercándose a la gente a explicarles cómo y por qué deben acatar tales o cuales medidas de bioseguridad, ni mucho menos alertando a las autoridades sobre problemas específicos que atentan contra la salud colectiva, elaborando propuestas o colaborando con enfoques y cuadros políticos. Nada de nada.

La última encuesta de intención de voto, explicablemente, los tiene fuera de la órbita de la ciudadanía, en beneficio de personalidades independientes, pretendidos “outsiders” o funcionarios de alto rango –alcaldes, congresistas– sin partido sólido o medianamente conocido. Tener una presencia pública, por lo demás, no implica necesariamente salir a criticar todo de buenas a primeras, pues está de por medio la salud de la población, con la que no se puede hacer mucha demagogia.

Vivimos una circunstancia histórica en la que, sorprendentemente, los líderes políticos del país parecen haberse metido debajo de sus camas. Si no todos son parte de la población vulnerable, ¿a qué le temen tanto estas damas y caballeros?

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