Las reglas en juego

Desde pequeños nos han enseñado que debemos aprender a respetar las reglas del juego. Que podemos ganar o perder, pero siempre debemos hacerlo dentro de las normas establecidas. Es cierto que cuando uno era chico varias veces se ha agarrado buenas broncas por decisiones que favorecían groseramente a otro. Hemos tirado el tablero, nos hemos llevado la pelota, hemos empujado, golpeado y hasta llorado de rabia. Pero con los años hemos aprendido a respetar las reglas, y no solo del juego.

La pandemia, ya lo hemos dicho, es una especie de sofisticado laboratorio donde estamos descubriendo todos nuestros males, entre ellos justamente, el gusto de muchos por ir contra las reglas, así pongamos nuestra vida y la de otros en juego.

Y ahora que las elecciones ya están en marcha, también empezamos a escuchar voces de políticos, analistas y periodistas que piden a las autoridades electorales no dejar fuera de carrera las candidaturas que han sido declaradas improcedentes, o que han sido observadas, porque se estaría atentando contra el derecho constitucional de todos de participar en la vida política, y de ser elegidos y de elegir libremente.

Es cierto que la participación en la vida política es fundamental para nuestra incipiente democracia, pero también es cierto que debe hacerse con reglas de juego claras y que todos estén obligados a aceptarlas.

Muchos dirán que el diablo está en los detalles, y que no se pueden tirar por la borda candidaturas por errores mínimos. Es posible. Para eso necesitamos autoridades justas y con criterio para tomar decisiones, pero que lo hagan respetando las reglas de juego que todos conocían y aceptaron antes de empezar la carrera electoral.

Así como el derecho a participar en la vida política, eso también es fundamental para fortalecer una democracia.