La palabra asqueroso queda corto para describir al actual Congreso, que ya denigró la imagen y prestigio que debería tener el primer poder del Estado. Pero, por favor, no confundan. El cuestionamiento es a los actuales congresistas que han desprestigiado la función congresal, que no están conformes y ahora pretenden seguir arremetiendo contra la institucionalidad del país.

La última de las patrañas es querer desaparecer la Junta Nacional de Justicia, en un proceso exprés, aunque en realidad tienen en la mira a la JNJ ya hace bastante tiempo. Con el affaire de Patricia Benavides se ha cometido cada arrebato con el fin de destruir la JNJ.

Nunca les interesó mejorar la capacidad institucional de la JNJ, menos su especialización y experticia. Solo querían desaparecer esta institución determinante para el control, evaluación, ratificación y sanción de jueces y fiscales, porque ha sido incómoda para sus intereses, sobre todo para la búsqueda de la impunidad de Benavides.

Prácticamente, es una venganza contra la JNJ, porque no pudieron inhabilitar a todos sus miembros y por haberse atrevido a sancionar a Patricia Benavides, que por cierto terminó con su destitución. Están con la herida abierta, por eso ahora van por la propuesta legislativa de desaparecer a la JNJ, por eso la premura para meter una propuesta legislativa de último minuto y las sesiones maratónicas para aprobar este sin sentido con solo 13 votos a favor y 5 votos cómplices en abstención.

No les importa el escándalo mundial de interferir en instituciones constitucionalmente autónomas, y mucho menos les importa las observaciones que han hecho organismos multilaterales, que han llamado la atención del Congreso, como es el caso de la Misión Internacional de Observación sobre la JNJ – MIO-Perú, así como la OEA, el Gobierno americano, las delegaciones de la Unión Europea, entre otros, que condenan abiertamente la interferencia en la autonomía de la JNJ y que abusan del juicio político, sin tener fundamentos válidos.

Quieren crear una Escuela Nacional de la Magistratura para volver al modelo anterior del Consejo Nacional de la Magistratura, donde los magistrados traficaban con sentencias, nombramientos, recursos públicos y hasta hacían componendas para garantizar su impunidad, en palabras sencillas quieren rememorar la bonanza de ‘los hermanitos’ y los ‘cuellos blancos del puerto’. Todo un despropósito.

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Juan Stoessel