La salud al centro

“Lo que ahora corresponde es cumplir con las metas trazadas (...) dictar medidas que pongan en el centro de las políticas de Estado la seguridad sanitaria”.
(Foto: PCM)

Con un tono más conciliador y ecuménico, podría decirse que de convocatoria nacional, el discurso del premier Walter Martos pareció haber sido escuchado en el hemiciclo con mejor disposición que el de su predecesor. Tuvo incluso el raro efecto de que en ciertas bancadas se produjeran –al decir de sus voceros– radicales cambios de posición.

La diferencia sustantiva la puso esta vez el notorio énfasis en las políticas y estrategias para contener la alarmante expansión del COVID-19 en el país, que ha dado un salto en las últimas semanas, tras la reapertura. Ese fue el punto nodal de su alocución. Qué duda cabe de que en ese eje se sitúan las actuales preocupaciones de los peruanos: el control de la pandemia, la mitigación de sus efectos en la economía familiar –específicamente el desempleo– y la atención a las regiones, sobre todo aquellas que están como abandonadas a su suerte por la ineptitud de las autoridades regionales.

Los planteamientos del primer ministro se enmarcaron en un reiterado pedido de unión para poder llevar a cabo esas tareas urgentes en el menor plazo posible, cosa que, según algunos congresistas, caló en su auditorio, pues en el horizonte del discurso los temas conflictivos fueron apenas mencionados o deliberadamente omitidos.

Lo que ahora corresponde es cumplir con las metas trazadas, es decir, dictar medidas que, en efecto, pongan en el centro de las políticas de Estado la seguridad sanitaria y logren disminuir las cifras de contagios y muertes en todo el territorio nacional, ahora que el mundo cuenta con mayor información sobre el patógeno o el impacto de determinadas estrategias y que la carrera en pos de la vacuna tiende a indicar que en los primeros meses del próximo año ya será viable.

Ello, desde luego, sin descuidar un ápice la recuperación de la economía, con un seguimiento milimétrico a la ejecución de los proyectos de inversión pública y privada, los dos grandes y únicos motores que pueden sacar al país de esta crisis y recuperar los millones de puestos de trabajo que se han perdido.

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