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La lógica de lo ilógico
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Columnista invitado:
Carlos Bruce
Esta semana se cumplió un año del cierre del Congreso dispuesto por el presidente Martín Vizcarra. Tomó esa decisión por la “negación fáctica” de la cuestión de confianza que planteara sobre la forma como deben elegirse a los miembros del Tribunal Constitucional.
Meses después, el TC se pronunció, con cuatro votos a favor y tres en contra, e indicó que la decisión fue constitucional.
Sigue abierta la discusión sobre si un poder del Estado puede decirle al otro cómo debe ejecutar una función que la Constitución le asigna a este último, o si el concepto de “negación fáctica” deberá ser incluido como novedad en los libros de derecho constitucional.
Pero resulta que, de acuerdo al reglamento del TC, si quieren declarar inconstitucional cualquier ley, se requieren cinco votos para aprobar esa decisión. Sin embargo, para decidir la constitucionalidad de la decisión de cerrar un poder del Estado elegido por voto popular, solo se requiere ¡cuatro votos!
No tiene ninguna lógica. Si el reglamento del TC mantuviera un mínimo de racionalidad, para aprobar la disolución de un poder del Estado se debería requerir al menos la misma cantidad de votos que se necesitan para declarar inconstitucional cualquier ley, cinco votos, aunque en realidad, por la gravedad del hecho deberían ser más.
Pero, claro, eso significaba que el presidente habría podido ser acusado de haber infringido la Constitución y a estas alturas ya varios de los miembros de ese colegiado estarían en su casa.
Esperamos que el pleno del TC modifique su reglamento para superar esta lógica de lo ilógico y les demos más sentido a las decisiones para evitar situaciones límite que no le hacen nada bien al país.
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