Juan José Garrido: Reformas sin política

notitle

Desde la caída del fujimorato, nuestros gobiernos centrales han sido débiles en cuanto al uso del poder. Unos podrán creer que así son las democracias; otros, que nuestros presidentes no han sido, precisamente, buenos gobernantes. También es cierto que es una tendencia global, como bien señala Moisés Naím en "El fin del poder".

¿Cuándo empezó la precarización del poder político posfujimorismo? Creo que el arequipazo, a mediados del 2002, marcó el inicio de esta nueva tendencia en nuestra política, donde los micropoderes jaquean (y ganan, en la mayoría de los casos) al poder central.

La manera en que la población, guiada por caudillos locales, se levantó contra el gobierno de entonces –para que este, al final, claudique– demostró que las fuerzas locales podían vencer al Gobierno Central. Desde entonces estamos, como país, rengos; si a ello sumamos gobernantes sin liderazgo, ideas y equipo, ¿qué podemos esperar? Tambogrande, Conga y Tía María son versiones de la misma historia.

Para unos, esto no sería nada más que la democratización de nuestro sistema político: respetar a las minorías, a los ciudadanos que viven en las zonas alejadas de las instituciones y del Estado, quienes sufren, en primer lugar, la contaminación y enormes cambios en sus vidas cuando ingresan industrias pesadas. Para otros, el Perú es uno y, por lo tanto, es indispensable que todos nos formemos detrás de un marco de desarrollo nacional. Si los proyectos cumplen con las normas establecidas, pues entonces se requiere liderazgo y –de ser necesario– el uso de las leyes y la fuerza para seguir adelante. Y en el medio, distintas posiciones y expectativas.

Sin duda, preocupa la precarización del poder en este sentido; durante este gobierno han sido notorias las limitaciones que ello trae en distintos planos. Esta precarización responderá a distintas razones (falta de partidos políticos, débiles instituciones, líderes populistas, entre otros), pero lo importante es que la tendencia, parece, es a empeorar.

¿Cómo hacer las reformas pendientes sin capital político? Esa será la gran pregunta por resolver si queremos un desarrollado ordenado.

Juan José Garridodirector@peru21.com

Tags Relacionados:

Más en Opinión

¿Por qué ese chiquillo pelucón hizo eso?

El plan B de Keiko

El dilema de justicia de un empresario textil

¿Sociedad perfecta?

¿Fujimori puede o no puede?

Lava Jato se tambalea

Siguiente artículo