Juan José Garrido: La mesa servida

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Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala, en distintos contextos y por distintas razones, les fallaron al país y a sus ideales. Toledo debió buscar la concertación que nos permita un desarrollo ordenado; García desperdició los ingentes recursos que pudieron servir para las grandes reformas; y Humala… bueno, ya ni tiene sentido explicar su quinquenio.

Al igual que estos tres ex presidentes, Pedro P. Kuczynski tiene un desafío por delante: aprovechar la ventana de oportunidad existente para realizar las grandes reformas que nos permitan competir en el dinámico contexto del siglo XXI. Queda por ver si, al igual que los ex presidentes, asume el reto o dilapida la oportunidad servida. Para ello, no obstante, deberá lidiar con los riesgos teniendo en cuenta las vulnerabilidades, así como aprovechar las oportunidades que le permitan hacer tablas con el reto.

¿Cuáles son esos riesgos y vulnerabilidades?

Para empezar, la falta de soporte político: operadores, bancada, estrategia, entre otros. Será muy difícil, si no imposible, hacer reformas sin un consenso mínimo, y para ello se requiere estrategia, operadores y otros. Luego está la inconsistencia en el actuar y decir político. No ha pasado ni un mes de gobierno y esta es la más notoria característica del gobierno de Peruanos por el Kambio: la facilidad con la cual dan golpes falsos o se desdicen. Una explicación de esto podría ser lo anterior, la falta de estrategia y experiencia política.

Otro es el "fin del poder" del que habla Moisés Naím, y que es un hecho real: las instituciones y los cargos ya no tienen el poder que tenían antes y, por lo tanto, se deben ajustar las expectativas, prever las reacciones, buscar los acuerdos, entre otros. El antifujimorismo (político, mediático, etcétera) es otro factor a tomar en cuenta. A PpK le sirvió para llegar al poder, pero no le servirá para gobernar. En qué medida lo alientan o lo neutralizan deberá estar guiado, por supuesto, por la estrategia que tengan y los objetivos por cumplir.

Otro riesgo es que los lobbistas y buscadores de rentas (económicas y políticas), que siempre existen, encuentren en este gobierno mayores espacios de desarrollo. Finalmente, está la conflictividad social y la relación de esta con zonas de inversiones multimillonarias que conviven con la pobreza extrema. Esta combinación es un caldo de cultivo para buscadores de rentas, como en el caso de Cajamarca (donde la mayoría de los que se levantaron contra Cerro Quilish y Conga hoy son alcaldes, gobernadores o congresistas).

Así como hay riesgos y vulnerabilidades, hay retos y oportunidades. ¿Cuáles son estos? El principal reto, sin duda, es recuperar la inversión privada, que no es otra cosa que recuperar la confianza de los empresarios grandes, chicos e independientes. Las estadísticas que dejó el gobierno anterior son muy claras, y si aislamos el factor de los precios de los minerales (que se recuperaron en el 2015 frente al 2014), nuestra economía está casi paralizada y en el tope del déficit fiscal (lo cual limita al gobierno actual).

Si recuperar la inversión privada es el reto de corto plazo, establecer reformas estructurales es el gran reto del quinquenio. A diferencia de muchos analistas, creo que estamos en un momento casi perfecto para empezarlas: a nivel global existe un consenso general por este tipo de reformas (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, entre otros), lo que significa que, si deseas hacerlas, tendrás el apoyo de muchos organismos y expertos. Por otro lado, a nivel local están dadas las condiciones para hacerlo, solo basta con convencer a un actor político clave (el fujimorismo). Recursos para este tipo de acciones no son el problema, muchos países han hecho reformas con menores ingresos que los nuestros. Es, más que todo, voluntad y ganas de comprarse el pleito.

Si se enfocaran en ambos retos, está nuestra oportunidad para consolidar la confianza en el modelo económico-político imperante desde los noventa. Recuperar esa confianza nos permitiría, en el futuro, perseverar en las reformas cruciales para los próximos 20-30 años. Tenemos que prepararnos, en la medida de lo posible, para la disrupción de los próximos 15-20 años, la cual reordenará el ecosistema económico global con base en nuevas tecnologías, competencias y demandas sociales. Entre ellas, la más importante es el incremento de la clase media, la cual pasará de cerca de 2,300 millones de habitantes a cerca de 5,000 millones para el año 2030. Imaginen ahora el cambio en niveles de ingresos, demanda, derechos, etcétera.

Están dadas las cosas para que en estos cinco años cambiemos el rumbo de este país. Pero para ello se requiere inteligencia, apertura y compromiso. Ojalá veamos estas características en marcha, y pronto.

(director @peru21.com)

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